Zelenski pide al mundo castigar a Rusia y descarta por ahora negociar la paz. | MIKE SEGAR

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El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, usó su discurso ante la Asamblea General de la ONU para pedir al mundo castigos más duros contra Rusia y para reclamar más apoyo militar a su país, descartando por ahora cualquier posibilidad de negociar la paz. Zelenski se dirigió a la comunidad internacional en el mismo día en que el presidente ruso, Vladímir Putin, abrió una nueva fase de la guerra al decretar la movilización parcial de reservistas y amenazar con el uso de armas nucleares. Esos anuncios de Putin, que llegan en medio de una importante contraofensiva ucraniana, marcaron el ritmo de la segunda jornada de reuniones de los líderes internacionales en Naciones Unidas, en las que el líder ruso no participa, pero donde hoy acaparó casi toda la atención.

Zelenski, que tampoco está en Nueva York, se dirigió con un mensaje por vídeo a la Asamblea General y denunció la invasión rusa como un «crimen» contra su país, contra sus ciudadanos y contra todos los valores que representa la ONU. «Se ha cometido un crimen contra Ucrania y exigimos un castigo justo», insistió el presidente, hablando en inglés y vestido con su ya clásica camiseta militar. Ese castigo, señaló, debe traducirse en sanciones, un bloqueo del comercio y las relaciones con Moscú, la retirada de su derecho al voto en órganos internacionales, restricciones a los visados para los rusos o la creación de un tribunal especial que juzgue los crímenes cometidos, entre otras cosas.

Zelenski cerró la puerta en este momento a una posible negociación con Rusia, insistiendo en que cuando Moscú habla de diálogo lo único que busca es ganar tiempo para reagruparse. «Rusia quiere pasar el invierno en el territorio ocupado de Ucrania y preparar a sus fuerzas para intentar una nueva ofensiva. Nuevas Buchas, nuevas Izyums...», dijo en referencia a dos de las ciudades donde tras la retirada rusa se descubrieron presuntas matanzas. «Como poco, quieren preparar fortificaciones en tierras ocupadas y llevar a cabo una movilización militar en casa», añadió Zelenski, que dijo que su país no puede aceptar una guerra aplazada hasta dentro de unos meses, pues entonces será aún más cruenta.

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Más ayuda

Por ello, pidió a sus aliados más apoyo militar, en especial armas de largo alcance y defensas aéreas, con las que poder continuar su contraofensiva. «Podemos devolver la bandera ucraniana a la totalidad de nuestro territorio. Podemos hacerlo con la fuerza de las armas, pero necesitamos tiempo», dijo Zelenski, que también solicitó más asistencia financiera. Según subrayó, todas las acciones rusas -como los últimos anuncios hechos hoy por Putin- demuestran que «Rusia quiere guerra». "Nosotros estamos listos para la paz, pero una paz verdadera, honesta y justa.

Por eso tenemos al mundo de nuestro lado«, añadió en un discurso que puso en pie a buena parte de los presentes en el hemiciclo de la Asamblea General. El apoyo a Kiev se escuchó hoy con fuerza en la ONU por boca del presidente estadounidense, Joe Biden, que demandó firmeza al mundo ante la invasión rusa y que aseguró que lo que Putin busca es »acabar con el derecho de Ucrania a existir como Estado". También de varios líderes que ven el conflicto como algo muy cercano, caso de Estonia o Letonia, mientras que los países europeos reunieron a sus ministros de Exteriores en Nueva York para coordinar su respuesta a las últimas medidas de Putin. Mientras, numerosos Gobiernos de otras regiones optaron por llamamientos más generales a la paz y a poner fin a un conflicto que está teniendo consecuencias indirectas en todo el mundo.

Irán

Otro de los discursos esperados de esta jornada era el del líder iraní, Ebrahim Raisi, que usó su primera visita a Nueva York como presidente para cargar contra Estados Unidos y advertir a Washington de que su hegemonía se termina y será sustituida por «un nuevo orden». Raisi, que habló mientras en las inmediaciones de la ONU cientos de exiliados iraníes protestaban contra el régimen teocrático en su país, dijo además que sigue dispuesto a un acuerdo para rescatar el pacto nuclear de 2015, pero exigió garantías, y reiteró que su país no busca un arma atómica. El líder ultraconservador no se refirió directamente a las manifestaciones que se viven en el país tras la muerte de una mujer detenida por no llevar bien el velo, pero sí quiso denunciar el «doble rasero» de quienes critican la situación de los derechos humanos en Irán y no en otros lugares.