Más de cuarenta líderes europeos, entre ellos los Veintisiete, Reino Unido, Ucrania y Turquía, se darán cita este jueves en Praga con el reto de consolidar una nueva 'Comunidad Política Europea' ideada desde la Unión Europea con la ambición de reforzar las alianzas entre países vecinos frente a la ofensiva geopolítica que Rusia inició con la invasión de Ucrania pero también de buscar soluciones y sinergias frente a la crisis energética.
El objetivo por tanto es el de crear una plataforma de diálogo que sirva para «asegurar paz y estabilidad» en el continente, indicaron fuentes europeas, y también de mostrar una imagen de «unidad y solidaridad» en un continente con sus propias tensiones, como los frecuentes pulsos migratorios con Turquía, el desencanto de los Balcanes Occidentales por la lentitud en su proceso de adhesión a la UE o la ruptura de Reino Unido con su pasado comunitario.
Así las cosas, los líderes se repartirán las intervenciones en varias mesas redondas de discusión sobre cooperación en seguridad y migración y economía y energía, pero la cumbre reservará buena parte de su tiempo a programar encuentros bilaterales y de pequeño formato entre los asistentes para favorecer los entendimientos.
Aunque la idea de esta nueva comunidad surgió del presidente de Francia, Emmanuel Macron, el pasado mes de mayo y fue bendecida más tarde por el resto de los 27, desde la Unión Europea se afanan en subrayar que no se trata de un proyecto de integración paralelo al de ampliación, sino de un «proceso intergubernamental» en el que todos tienen el mismo peso.
En esta primera edición, la presidencia checa de la UE y el propio Consejo asumen la organización como «facilitadores» del encuentro, pero el bloque comunitario insiste en que no es responsable ni preside la cumbre de una comunidad, cuyos proyectos futuros, presidencias, formato y calendario están por decidir en consenso. A falta de que los líderes definan el funcionamiento de la nueva plataforma de diálogo, el consenso mayoritario apunta a que habrá dos citas anuales con rotación entre países de la UE y de fuera del bloque para albergarlas, han indicado fuentes europeas.
Lo informal de este primer encuentro hace que las delegaciones no tengan previsto publicar una declaración escrita y suscrita por todos los líderes, aunque sí que emanen mensajes que abunden en el «espíritu de unidad», la necesidad de impulsar el diálogo en los asuntos clave de interés común y que identifiquen proyectos que permitan reforzar la cooperación en ámbitos como el energético, la seguridad y la migración.
La cita, que antecede a la cumbre informal de líderes europeos del viernes, se ha vertebrado en una sesión inaugural en la que participarán todos los líderes, seguida por cuatro mesas redondas en las que se separarán en grupos.
La sesión de apertura será en abierto y está previsto que intervenga el primer ministro checo, Petr Fiala, en tanto que anfitrión, y que luego tomen la palabra cuatro países ajenos a la Unión Europea pero de gran relevancia en el contexto actual para remarcar el «peso político» de esta cita: Noruega, clave en el suministro energético tras la ruptura con Rusia; Albania, Reino Unido y Ucrania.
En el caso de Ucrania, el presidente Volodímir Zelenski intervendrá por videoconferencia, pero el país tendrá también presencia física en el nuevo foro europeo con la asistencia del primer ministro, Denis Shmigal. A la cita sólo faltará una delegación de las 44 invitadas, la de la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, que debe comparecer en su Parlamento nacional. En cuanto a las mesas redondas, están previstas dos sobre paz y seguridad y otras dos sobre energía, clima y situación económica. Desde Moncloa han adelantado que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, intervendrá en una de estas dos últimas, sin que se sepa aún qué otros líderes estarán con él.
Al término de las mesas de trabajo, los líderes de la UE y el resto de países invitados dispondrán de un breve lapso de tiempo para la celebración de reuniones bilaterales. Sánchez se reunirá con alguno de ellos, si bien por ahora Moncloa no ha concretado con cuáles, ya que la agenda está por cerrar.
Para terminar, los más de 40 líderes celebrarán una cena en el Castillo de Praga, el marco elegido para que esta nueva iniciativa vea la luz. A la cita se ha invitado además de a los 27 estados miembro de la UE a los seis países de los Balcanes (Albania, Macedonia del Norte, Kosovo, Serbia, Bosnia y Montenegro), así como los cuatro países del EFTA (Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein) junto a Ucrania y Moldavia, que tienen ya estatus de candidatos, además de Georgia, Armenia y Azerbaiyán.
Sánchez volverá a coincidir con un representante de Kosovo, país cuya independencia sigue sin reconocer España, al igual que otros cuatro estados miembro -Grecia, Chipre, Rumanía y Eslovaquia-. Fuentes gubernamentales han incidido precisamente en que los líderes de estos países de la UE también acudirán a la cita al igual que Serbia, país del que Kosovo proclamó de forma unilateral su independencia en 2008.
Por otra parte, la presencia de la nueva primera ministra británica, Liz Truss, es particularmente relevante dadas las tensiones que persisten con el bloque a raíz del Brexit y también por su peso a nivel europeo e internacional. Cuando se planteó inicialmente la idea, la aún ministra de Exteriores se mostró escéptica pero finalmente el Gobierno británico ha considerado que merece la pena ver de primera mano en qué consiste y ser parte de lo que pueda llegar a convertirse desde el primer momento.
La presencia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también es importante en el contexto actual, ya que se ha convertido en un actor clave a la hora de buscar una salida al conflicto en Ucrania y también para garantizar el acuerdo que permitió la exportación del grano ucraniano bloqueado.
Turquía mantiene también una relación complicada con la UE, de la que es país candidato desde 1999, y en particular con sus vecinos, Grecia y Chipre, pero es considerado un país fundamental tanto en el plano de la seguridad -es miembro de la OTAN- como también en el migratorio.
El hecho de que la primera reunión de la 'Comunidad Política Europea' se produzca apenas una semana después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, anunciara una movilización parcial en Rusia y amenazara con el uso de armamento nuclear, así como tras la anexión de cuatro regiones ucranianas resultante de referéndums que el grueso de la comunidad internacional no ha legitimado, centrará a buen seguro el debate.
Las consecuencias de la guerra en Ucrania, tanto desde el punto de vista energético como económico será el otro gran foco de discusión para los líderes congregados, en un momento en que tanto la UE como los países fuera del bloque tratan de buscar fuentes de suministro energético distintas a Rusia y de paliar en la medida de sus posibilidades el impacto que la contienda está teniendo en sus economías y en particular en sus ciudadanos.
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