Los ministros de Interior de la Unión Europea se reunirán de manera extraordinaria el próximo 25 de noviembre para hablar de la situación en «todas las rutas» migratorias hacia territorio común; una discusión que formalmente se enmarca en la búsqueda de soluciones comunes pero que es el resultado de las presiones de Francia por abordar a Veintisiete la situación en el Mediterráneo, tras su pulso con Italia por el salvamento de más de 200 migrantes en el buque 'Ocean Viking'. «Los ministros abordarán la situación actual en todas las rutas», ha informado la presidencia checa de la Unión Europea en un breve comunicado que no da más detalles de la agenda y que llega después de que la Comisión Europea instara en los últimos días a convocar una reunión urgente para examinar un «plan de acción» para evitar nuevos episodios como el desencuentro entre Roma y París.
El Ejecutivo comunitario ultima un documento que espera presentar a comienzos de la próxima semana, han señalado fuentes europeas, y que está pensado para cubrir «toda la ruta del Mediterráneo central» más allá del asunto de los desembarcos --que son competencia nacional--, por ejemplo para lograr un mejor control de la frontera con la colaboración de países terceros. El objetivo es que los ministros puedan examinar la propuesta en un encuentro a Veintisiete al que, de salida, se resistían muchos de los países, al entender que faltaban objetivos concretos para reunirse de urgencia, más habiendo un consejo ordinario de ministros de Interior de la UE previsto para el próximo 8 de diciembre.
Con todo, la mayoría de socios se han mostrado flexibles al entender que la cuestión migratoria es un asunto europeo que requiere por tanto una respuesta europea y ven en la crisis abierta entre Francia e Italia una «evidencia» de lo necesario que es desbloquear la reforma de la política de asilo y sacar adelante el Pacto de Migración que se negocia desde hace dos años sin grandes avances. Además, para algunos socios preocupados por otras rutas, como la de los Balcanes, o sometidos a la presión de primera línea de entrada, como España, ven en esta convocatoria la oportunidad para «ampliar el foco» más allá del desembarco de migrantes rescatados en alta mar y elevar el debate al resto de pilares de la policía migratoria común
El nuevo Gobierno italiano de la ultraderechista Giorgia Meloni denegó durante días la autorización a 'Ocean Viking' de SOS Mediterranée a pesar de que sus costas eran el puerto seguro más próximo a la embarcación con más de 200 migrantes rescatados del mar. El barco finalmente tuvo que cambiar el rumbo por la situación extrema de las personas a bordo y pudo desembarcar en Francia, país que reaccionó con la suspensión de un plan para acoger a 3.500 refugiados llegados a Italia.
Durante esta crisis, la Comisión Europea se limitó a recordar que es un "deber moral" y una «obligación legal» para los Estados miembro socorrer a los migrantes en situación de peligro en alta mar, sin importar las circunstancias en que llegaron ahí. Bruselas también llamó al desembarco urgente de los ocupantes del barco pero dejando claro que la designación del puerto seguro es una circunstancia que no entra en sus competencias.
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