«El mensaje de Bucarest es quela OTAN seguirá apoyando a Ucrania todo el tiempo que sea necesario. No daremos marcha atrás», afirmó Stoltenberg. Añadió que el presidente ruso, Vladímir Putin, «está fracasando en su brutal guerra de agresión» contra Ucrania y respondiendo «con más brutalidad». En ese sentido, dijo que se ve «oleada tras oleada de ataques de misiles deliberados contra ciudades e infraestructuras civiles, que golpean casas, hospitales y la red eléctrica».
«Esto es terrible para Ucrania, pero también son tiempos duros para nosotros en el resto de Europa y muchos otros países del mundo. Afrontamos una dolorosa crisis del coste de vida. En efecto, todos estamos pagando un precio por la guerra de Rusia contra Ucrania, pero el precio que pagamos es en dinero, mientras que el que pagan los ucranianos es en sangre», expuso. Aseguró que, si se deja ganar a Putin, se pagará «un precio mucho más alto durante muchos años» porque la lección que aprenderán el mandatario ruso «y otros líderes autoritarios» es «que pueden conseguir sus objetivos usando la fuerza bruta», por lo que usarán «más fuerza de nuevo».
Afirmó que eso hará «el mundo más peligroso y a todos nosotros más vulnerables», por lo que consideró que va en el interés de los países aliados apoyar a Kiev. Reconoció que la mayoría de las guerras terminan en una mesa de negociación, pero subrayó que lo que sucede en esa mesa está vinculado a lo que ocurre en el campo de batalla. Por ello, instó a seguir proporcionando apoyo militar a Ucrania. Recalcó que los aliados de la OTAN y la propia organización no son parte del conflicto en Ucrania, si bien están proporcionando a Kiev un respaldo «sin precedentes» porque el país tiene «derecho a la autodefensa».
Asimismo, destacó que la Alianza está «preparada para defender cada centímetro del territorio aliado». Recordó que antes de la invasión rusa de Ucrania la OTAN intentó mantener con el Kremlin un diálogo «constructivo», pero agregó que Rusia «ha abandonado» dicho diálogo y que en las condiciones actuales no se puede continuar. El miércoles, los ministros de Exteriores abordarán la dependencia de suministros de regímenes como China. Stoltenberg resaltó que la invasión de Ucrania muestra «la peligrosa dependencia» del gas ruso y consideró que ello debería conducir a evaluar las dependencias de otros países «autoritarios», en particular, de China.
Recordó que los países aliados dependen de Pekín para las materias raras y «otras muchas cadenas de suministro». «Por supuesto, seguiremos comerciando e implicándonos económicamente con China, pero tenemos que ser conscientes de las dependencias, reducir nuestras vulnerabilidades y gestionar los riesgos», comentó. Explicó que la OTAN no se está convirtiendo en una alianza militar global, que se extienda más allá del espacio euroatlántico, sino que China está «acercándose» al área de la OTAN, y dijo que Pekín tiene una presencia creciente en el ciberespacio y en África o el Ártico, y que hay «diferentes intentos de China de incrementar su presencia en Europa con diferentes actividades e intentando controlar infraestructuras críticas». Comunicó que también se deben tener en cuenta las repercusiones sobre la seguridad de decisiones económicas. Es el caso de la gestión de las redes 5G.
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Pues como sigan así, acabarán con todo el pueblo ucraniano...