Según el mando ucraniano, cerca de una treinta de localidades de esa región del este de Ucrania fueron sometidas a fuego de artillería y al cañoneo de tanques. El Instituto de Estudio de la Guerra (ISW, en su siglas en inglés) apuntó en su último informe diario que probablemente la compañía militar privada rusa Grupo Wagner, del oligarca Yevgueni Prigozin, intensifique sus operaciones en la zona de Bájmut para proporcionar un éxito que le ha sido esquivo al Ejercito ruso en esa zona.
En opinión de los analistas del ISW, Prigozhin, próximo al presidente ruso, Vladímir Putin, estaría intentando ampliar su papel en la contienda, para alcanzar su propios objetivos políticos.
Si bien las regiones orientales de Ucrania son el principal escenario de las acciones militares, Rusia adopta medidas para prevenir una ofensiva ucraniana en el frente sur, donde en noviembre pasado sus tropas se retiraron de la ciudad de Jersón, la única capital regional ha logrado controlar desde el inicio de la campaña.
«En el territorio de la República Autónoma de Crimea, temporalmente ocupada, las unidades enemigas están llevando a cabo labores de ingeniería para posiciones defensivas a lo largo de la carretera Krasnoperekopsk-Dzhankoy», indicó el Estado Mayor General ucraniano. La carretera comienza en ciudad de Kransnoperkopsk, se encuentra en el istmo de la península de Crimea y desde allí se extiende 61 kilómetros hasta Dzhankoy, en el interior de ese territorio anexionado por Rusia en 2014, y es clave en caso hipotético de que tropas irrumpan él.
Y es que los ánimos de las autoridades de Kiev van en ascenso, sobre todo tras la sorpresiva visita del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a Washington, donde tuvo un recibimiento triunfal y su homólogo estadounidense, Joe Biden, anunció el envío de sistemas de misiles antiaéreos Patriot a Ucrania, que los demandaba hace mucho.
Este armamento, según los militares ucranianos, permitirá reducir la efectividad de los ataques masivos con misiles que periódicamente lanza Rusia desde octubre pasado contra la infraestructura energética de Ucrania y que ha dañado más del 50 por ciento de esta, privando de luz, agua y calefacción a millones de personas. Este jueves Putin afirmó que Rusia hallará «un antídoto» contra los sistemas Patriot, que -destacó- no funcionan «tan bien» como los rusos S-300 y los calificó de «bastante antiguos». «Los cascaremos» como nueces, dijo sobre los sistemas estadounidenses.
Sobre unas posibles negociaciones de paz con Ucrania, Putin señaló que «todos los conflictos armados terminan de una forma u otra en negociaciones» y que Moscú tampoco renuncia a ello. «Nuestro objetivo no es hacer girar más la rueda del conflicto militar, sino por el contrario acabar esta guerra. Es a lo que aspiramos y aspiraremos», dijo el jefe del Kremlin. El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, explicó en rueda de prensa los alcances de la declaración de Putin y de su uso de la palabra «guerra», vetada en el espacio informativo ruso para referirse a la campaña militar en Ucrania.
«Desde luego, se trata, ante todo, de la finalización de la operación militar especial (en Ucrania) mediante el logro de los objetivos que se plantea la Federación Rusa», aclaró. El 24 de febrero de este año, al anunciar el comienzo de la campaña militar en Ucrania, Putin declaró que los objetivos de ésta eran la «desmilitarización» y «desnazificación» de Ucrania, así como la defensa de los habitantes del Donbás. Al día siguiente, el jefe del Kremlin instó a los militares ucranianos a derrocar a su presidente y comandante supremo. «Estoy en mi oficina. Seguimos trabajando por la victoria», escribió Zelenski hoy, casi diez meses después del llamamiento subversivo de Putin, en su canal de Telegram para anunciar su regreso desde Estados Unidos.
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Cuando esos 300.000 soldados movilizados hace dos meses se lancen al ataque después de año nuevo, los ucranianos y la UE van a flipar.