«No lo dejo porque sea duro, lo dejo porque este trabajo conlleva una gran responsabilidad, y no tengo suficiente energía para hacerle justicia», ha explicado durante una rueda de prensa. «Creo que liderar un país es el mayor privilegio que nadie puede tener, pero también uno de los trabajos más exigentes. No puedes ni debes hacerlo a no ser que tengas el depósito lleno y algo más en la reserva para afrontar los retos inesperados», ha agregado.
En una emotiva intervención en la que ha tratado de contener las lágrimas en varias ocasiones, Ardern ha afirmado que no tiene planes una vez abandone el puesto, y que aprovechará para pasar más tiempo con su familia mientras piensa en cómo continuar «ayudando a Nueva Zelanda». Ardern tuvo a su única hija, Neve, cuando ya era primera ministra, y trató de normalizar su papel como madre y líder con decisiones icónicas como llevar a la pequeña cuando era un bebé a la Asamblea General de la ONU en Nueva York en 2018, imagen que dio la vuelta al mundo, siendo la primera vez que un dirigente lo hacía.
Sin sucesor designado, este será elegido el próximo 22 de enero en una votación en el seno de su partido, con el ganador necesitando dos tercios del apoyo de los miembros, un proceso que se espera no se demore más del 7 de febrero, fecha tope que Ardern estima para su dimisión. El viceprimer ministro, Grant Robertson, aliado de Ardern, ha afirmado que no busca el liderazgo, por lo que no hay un candidato claro para ocupar el cargo hasta la cita electoral, que la primera ministra ha marcado en el próximo 14 de octubre.
El inesperado anuncio de Ardern tiene lugar mientras sondeos dan cierta ventaja al opositor Partido Nacional para las elecciones, con la formación de Ardern, que se ha mantenido popular aunque con el desgaste habitual de años a los mandos, enfrentándose a una caída en sus índices de apoyo. No obstante, Ardern ha dicho que cree que su formación «ganará las elecciones».
Ardern se convirtió en la mujer dirigente más joven del mundo cuando fue elegida primera ministra en 2017 a los 37 años. Durante su mandato, Nueva Zelanda se ha enfrentado a numerosas dificultades, como ha recordado ella misma hoy, como la pandemia de covid-19, el atentado en dos mezquitas en Christchurch en 2019, que dejó 51 fallecidos, o la erupción del volcán White Island ese mismo año.
Su gestión y reacción tras el atentado fue especialmente aplaudida, prohibiendo después las armas semiautomáticas utilizadas durante el ataque y reformando las leyes de posesión de armas. Pero su fulgurante carrera se ha visto en los últimos tiempos impactada por la pandemia de covid-19, a la que el gabinete de Ardern hizo frente con uno de los cierres de fronteras más estrictos del planeta, así como el actual azote de la inflación.
3 comentarios
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Gran mujer, gran persona y una política excepcional. La pena es que sea una anécdota.
Ojalá que en España fuese tan habitual la dimisión cuando un político la caga.
Vaya, pobre, unos añitos y ya está cansada. Y paga, despacho y chófer para toda la vida. No le veo la heroicidad a esta dimisión.