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Los ministros de Ciencia y Tecnología del G7 apostaron este viernes por la aplicación de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y la computación cuántica para avanzar en la lucha contra el cambio climático. Los titulares del ramo del Grupo de los Siete señalaron el papel clave que pueden desempeñar estas tecnologías en la «transición verde» y para la seguridad económica nacional, en un texto adoptado al término de su reunión de dos días en la ciudad nipona de Sendai. La declaración también apuesta por fomentar una investigación científica libre y por «protegerla de interferencias extranjeras», en la que podría ser una referencia velada a China, así como por promover la colaboración en este campo entre los países del Grupo de los Siete.

En este sentido, acordaron tomar medidas contra la fuga de datos académicos y de investigadores, después de que varios países del Grupo de los Siete hayan criticado a China por su ley de Inteligencia Nacional aprobada en 2017 que le permite recopilar información de empresas y particulares. «Cooperaremos para compartir datos y resultados científicos entre países con valores afines. Queremos promover un entorno donde la cooperación en investigación científica pueda hacerse de forma segura», dijo en rueda de prensa la titular nipona de Ciencia y Tecnología, Sanae Takaichi, tras presidir la reunión. El documento final también llama a la cooperación internacional en cuestiones espaciales o marítimas a través del aprovechamiento de infraestructura e investigación.

Medidas contra la basura espacial

Los ministros del G7 acordaron cooperar en el desarrollo de tecnología para eliminar la basura espacial que orbita alrededor de la Tierra y que presenta un riesgo de colisión para los satélites activos. Estos desechos han generado una inquietud creciente en la comunidad científica a raíz las pruebas de misiles llevadas a cabo en los últimos años por Rusia y China para destruir satélites objetivo, lo que generó una gran cantidad de residuos que se unen a los restos de satélites que dejan de ser operativos. La Unión Europea puso en marcha en 2018 el primer proyecto de un satélite capaz de recolectar basura espacial, mientras que Japón está desarrollando varias misiones espaciales que podrían tener también aplicaciones concretas en este campo. En la misma línea, los titulares del ramo del G7 se mostraron dispuestos a trabajar juntos para «garantizar el uso seguro y sostenible del espacio exterior». La declaración conjunta también incluye un compromiso para compartir datos de observación oceánica en el Ártico, con vistas a profundizar en el conocimiento de las corrientes marítimas, las temperaturas de las aguas y sus ecosistemas, y sobre el impacto del cambio climático en todos ellos.