El féretro, a su entrada al interior del templo. | Reuters - GUGLIELMO MANGIAPANE

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El féretro con los restos del ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, llegó entre aplausos a la catedral de su ciudad natal, Milán (norte), para su funeral de Estado ante las máximas autoridades nacionales y europeas. El cortejo fúnebre del magnate, fallecido el lunes con 86 años por una leucemia, partió en coche desde su mansión en Arcore, en la periferia milanesa, donde ha sido velado de forma estrictamente privada por su familia y sus socios y colaboradores más allegados.

El Gobierno de Italia, una coalición derechista de la que forma parte el partido del tres veces primer ministro, ha declarado el luto nacional, lo que obliga a poner las banderas a media asta, y le ha otorgado un funeral de Estado con honores militares.

El féretro, en madera y cubierto con flores blancas y rojas, cruzó toda la ciudad en coche y fue recibido a los pies del templo por sus cinco hijos, Marina, Pier Silvio, Barbara, Eleonora y Luigi, y por su última novia, Marta Fascina, que lloraba desconsolada.

Después procesionó hasta el interior de la catedral escoltado por seis carabineros vestidos de gala y recibiendo las honras de un piquete del Ejército de tierra, la Marina y la Aeronáutica Militar. A su llegada suscitó los aplausos de miles de sus seguidores congregados en la plaza, fuera, a pesar del sol de justicia que reina en la ciudad.

También de numerosos aficionados de su club de fútbol, el AC Milan, con el que ganó numerosos trofeos, entre estos cinco Ligas de Campeones, y que vendió en 2017. En las exequias participa el jefe del Estado, Sergio Mattarella, y la plana mayor del Gobierno, como la primera ministra, Giorgia Meloni, y los vicepresidentes Matteo Salvini, de la ultraderechista Liga, y Antonio Tajani, su mano derecha en vida dentro del partido Forza Italia.

Además han llegado autoridades europeas, como el comisario para la Economía y ex primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, y representantes de distintos países como España, con el embajador en Roma, Miguel Ángel Fernández-Palacios. También llegó el primer ministro húngaro, Viktor Orban, y el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber.

El funeral tendrá lugar dentro de la catedral, presidido por el arzobispo Mario Delpini, y es seguido en directo por la televisión pública italiana, la RAI, además de por cientos de periodistas de todo el planeta. El cuerpo de Berlusconi será cremado tras la liturgia y sus cenizas reposarán en la capilla de su mansión, según avanzan los medios locales.