El responsable de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov. | Reuters - EVGENIA NOVOZHENINA

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La aviación civil rusa se encuentra al borde del «colapso» después de más de un año de sanciones internacionales en respuesta a la invasión de Ucrania que la han privado de acceso a las piezas y el mantenimiento que antes obtenía de países occidentales. Es la situación que se desprende de una serie de supuestos documentos de la Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia, Rosaviatsiya, que dice haber obtenido por medio de una «operación especial cibernética» la inteligencia militar ucraniana (GUR).

Según el material presentado por el GUR, el número de averías en los aviones civiles rusos se ha multiplicado por tres en los primeros nueve meses de este año respecto al mismo período de 2022. Estos problemas han llevado a que se registre un número inusualmente alto de accidentes de distintos niveles de riesgo. «Las áreas más problemáticas para la aviación rusa son los motores y los chasis, así como elementos importantes como los sistemas hidráulicos, las alas y el software», dice la inteligencia militar de Kiev en su análisis de los documentos.

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Las sanciones occidentales están dificultando a Rusia llevar a cabo el mantenimiento necesario de su flota de aviones. «Debido a la falta de capacidades y especialistas en Moscú, están intentando reorientar el mantenimiento de aviones hacia Irán, donde el trabajo se hace de manera 'artesanal' y sin la certificación apropiada», dice el GUR. Según los documentos supuestamente obtenidos por la inteligencia militar de Kiev, en marzo de 2022 un 10 % de los aviones de fabricación occidental que hay en Rusia funcionaba sin haber pasado los controles técnicos necesarios.

La cifra de aviones de fabricación extranjera que operan sin haber superado las revisiones es ahora del 70 %. Uno de los motivos de que no puedan cumplir los requisitos técnicos que en teoría se exigen para volar es el déficit de piezas occidentales debido a las sanciones.

Esto ha llevado a un incremento de una práctica conocida como «aerocanibalismo», que consiste en «desmembrar unos aviones para reparar otros», según el material expuesto por el GUR. La falta de acceso a motores fabricados en occidente es otro de los problemas y afecta incluso a aviones de la época soviética cuyos motores se producen en países excomunistas que hoy forman parte de la Unión Europea, como es el caso de Polonia.