Un hombre sujeta el cuerpo de su hijo fallecido en el hospital de Jan Yunis, al sur de la Franja. | HAITHAM IMAD

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Los muertos en la guerra en Gaza superan los 21.000 y los heridos los 55.000, con denuncias desde la Franja palestina de cuerpos «robados» por Israel para extraer órganos, que el Gobierno israelí niega. Tras 82 días de guerra, 21.110 gazatíes han muerto y 55.243 han resultado heridos, según los datos actualizados este miércoles por el Ministerio de Sanidad del enclave costero, controlado por el grupo islamista Hamás. Israel por su parte asegura que sigue eliminando objetivos de Hamás, entre ellos su red de túneles, y rechaza las acusaciones de uso en los bombardeos de tipos de armamento que provocan numerosas víctimas civiles.

Denuncias de robo de órganos

La mayoría de los muertos son niños, unos 8.800, y mujeres, cerca de 6.300, aunque su número puede ser aún mayor, porque alrededor de 7.000 gazatíes se teme que están bajos los escombros tras los bombardeos o sus cuerpos abandonados sin haber sido contabilizados entre las víctimas de la ofensiva militar israelí. Hamás denunció que cuerpos de palestinos devueltos por Israel a Gaza tienen órganos «robados», como los entregados en las últimas horas en Rafah, en el sur de la Franja. Israel entregó cerca de ochenta cuerpos en descomposición, «difíciles de reconocer, tras haberlos sacado de diferentes zonas de la Franja», relató. En muchos de ellos «habían robado órganos», afirmó Hamás, en lo que calificó «un crimen de guerra» tras haber sido «exhumados de sus tumbas». Por su parte, el portavoz del Gobierno de Israel, Eylon Levy, se remitió a pronunciamientos anteriores del Ejército israelí en el sentido de que los cuerpos son llevados para ser identificados por si fueran de los rehenes capturados por Hamás. «Las dificultades de identificación de los asesinados hacen necesario transferir los cuerpos a Israel para su identificación forense», subrayó el portavoz, que defendió que «Israel es cuidadoso en respetar la integridad de los cuerpos». El ataque de Hamás a Israel del pasado 7 de octubre provocó más de 1.200 muertos y cerca de 240 rehenes fueron llevados a Gaza, de los que se estima que 129 aún siguen en la Franja, 22 de ellos muertos según las autoridades israelíes.

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Guerra bajo tierra

Según la Media Luna Roja, «el bombardeo de un edificio residencial frente al hospital Al Amal, en Jan Yunis, dejó decenas de muertos y heridos». La organización relató que bombardeos «sin descanso» provocaron numerosas víctimas civiles «en el cuarto asalto israelí al hospital en una semana». «Tropas terrestres, aéreas y navales continúan atacando objetivos terroristas en la Franja», indicó por su parte el Ejército israelí. Muchas de sus acciones tiene como objetivo los túneles en los que Israel asegura que se esconden los milicianos de Hamás, algunos bajo instalaciones civiles como hospitales y escuelas según las fuerzas israelíes.

«Aunque ha habido varios incidentes cerca de la frontera, hasta el momento durante la guerra no ha habido ni un solo ataque desde túneles hacia territorio israelí», afirmó el Ejército. «Continuaremos descubriendo y obstaculizando las rutas subterráneas de Hamás hasta que no puedan utilizarlas», aunque llevará «bastante tiempo», subrayó. Las fuerzas israelíes combaten «en lo profundo» de ciudades como Jan Yunis, en el sur del enclave costero, apuntó el Ejército, que enumeró una serie de operaciones contra la red de túneles. Un alto mando de la Fuerza Aérea de Israel, el general de brigada Omer Tischler, defendió que los bombardeos se dirigen a zonas con una «mínima» presencia de civiles y se selecciona la munición «correcta» para evitar «daños colaterales».

El mando militar rechazaba así las acusaciones de bombardeos indiscriminados con un alto número de víctimas civiles, aunque «en la guerra suceden errores» de forma «excepcional». Por su parte, las Brigadas al Qassam, brazo armado de Hamás, aseguraron haber atacado tanques y un helicóptero israelíes en Yabalia, en el norte de Gaza, además de haber destruido vehículos militares de Israel en Jan Yunis, en el sur, entre otras acciones contra las tropas «de ocupación».