El presidente de Francia, Emmanuel Macron, llegará mañana, domingo, a Alemania en una visita de Estado durante la cual los dos pesos pesados de la Unión Europea (UE) mostrarán unidad antes de las elecciones europeas, pero sin poder ocultar sus diferencias en temas como la ayuda militar a Ucrania, el comercio con China o la Unión de Mercados de Capitales.
El mandatario galo aterrizará en Berlín sobre las 12.00 GMT por invitación del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, junto a su esposa, Brigitte, para iniciar la primera visita de Estado de un presidente francés en 24 años y la sexta desde la del general Charles de Gaulle, en 1962.
Macron estará en Alemania tres días, durante los cuales pretende poner de relieve el apego común de Francia y Alemania a la democracia, en un momento en el que los alemanes celebran el 75 aniversario de su Ley Fundamental, además de los 35 años de la Revolución Pacífica que precedió al fin de la República Democrática Alemana (RDA).
De ahí que nada más pisar suelo germano, el presidente francés participará en la "fiesta de la democracia" en un debate junto a Steinmeier en un año en el que además de las elecciones europeas del 6 al 9 de junio habrá en Francia una gran conmemoración por el 80 aniversario del desembarco aliado en Normandía.
Es también en este marco en el que Macron y Steinmeier visitarán el lunes por la mañana junto a sus respectivas esposas y con Beate y Serge Klarsfeld -conocidos como "cazadores" de criminales nazis-, el monumento en memoria de los judíos asesinados de Europa en Berlín, antes de viajar a Dresde, en el este de Alemania.
Macron ha escogido Dresde como lugar donde pronunciar por la tarde un importante discurso sobre los retos comunes que los dos países enfrentan conjuntamente en Europa, ya sea en materia de innovación tecnológica, competitividad o de paz y seguridad en el Viejo Continente.
Contra la ultraderecha
El discurso tendrá lugar en un estado federado, Sajonia, en el que la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) es especialmente fuerte y donde ha logrado ya dos alcaldías.
A nivel nacional, AfD mantiene un 17 % en intención de votos, por delante de los partidos de coalición del Gobierno del canciller alemán, Olaf Scholz.
También Macron lucha en casa contra la ultraderecha de Agrupación Nacional (RN), el grupo de Marine Le Pen al que las encuestas dan ganador en Francia en los comicios europeos.
El martes en Münster (oeste de Alemania), el presidente francés recibirá el Premio Internacional de la Paz de Westfalia. La presidenta de la Comisión Europea (CE) y candidata del Partido Popular Europeo (PPE) a un segundo mandato, Ursula von der Leyen, participará en la ceremonia.
Alemania pretende apoyar a Von der Leyen en el reparto de sillas en las instituciones comunitarias, en tanto que Francia mantiene sus cartas sobre la mesa.
Tras concluir la visita en Münster, Macron volará de vuelta a Berlín, para celebrar junto a Scholz el 24º Consejo de Ministros franco-alemán y un Consejo de Seguridad y Defensa en el palacio de Meseberg, en las afueras de la capital alemana.
Negociaciones entre Scholz y Macron
Es allí donde se abordarán los temas políticos más apremiantes, entre ellos la guerra en Ucrania y el rearme de la UE, el comercio y las reformas comunitaria, entre otros temas, en algunos de los cuales ambos países mantienen diferencias.
Macron y Scholz han chocado en varias ocasiones, si bien ellos se esfuerzan por negar tensiones.
No obstante, el canciller alemán se mostró irritado con las declaraciones del mandatario francés sobre tropas terrestres en Ucrania y también ha intentado en vano persuadir a París para que proporcione más ayuda militar a ese país, incluida defensa antiaérea.
En paralelo en abril Alemania y Francia lanzaron la primera fase del proyecto común para el sistema futuro de carro de combate MGCS.
Ambos países quieren impulsar la defensa de la UE y el armamento conjunto, pero Alemania no aceptará ningún nuevo endeudamiento del club comunitario para ello.
En el plano de la competitividad de la UE, una de las medidas más urgentes para poder competir con EE. UU. y China es la Unión de Mercados de Capitales, que lleva casi diez años sobre la mesa, pero que aún no ha sido finalizada por la falta principalmente de una visión común de Berlín y París.
A su vez, en la política comercial Francia quiere aranceles contra los automóviles eléctricos chinos injustamente subvencionados, mientras que Alemania está en contra. Berlín por su parte no ve con buenos ojos que París bloquee el acuerdo comercial con Mercosur.
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