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La población civil de Al Fasher, capital del estado sudanés de Darfur del Norte, está siendo atacada «desde todas las direcciones» como consecuencia de la guerra, afirmó este jueves la coordinadora humanitaria de las Naciones Unidas en Sudán, Clementine Nkwita Salami. «Desde el 10 de mayo se han producido continuos combates entre el Ejército y sus movimientos aliados y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y las milicias que las apoyan en Al Fasher, en los que más de mil civiles han muerto o han resultado heridos», señaló en un comunicado.

Clementine Nkweta Salami subrayó que la ONU ha recibido informes «profundamente inquietantes» de que las instalaciones médicas, los campos de desplazados y la infraestructura civil vital habían sido atacados por las partes en el conflicto. Añadió que el conflicto dejó a gran parte de Al Fasher sin electricidad ni agua, y que una proporción cada vez mayor de la población sufre de un acceso limitado a las necesidades y servicios básicos, incluidos alimentos y atención médica.

También pidió a las partes en conflicto bélico que eviten el uso de armas explosivas en zonas pobladas, tomando al mismo tiempo todas las precauciones posibles para proteger a los civiles y la infraestructura civil. «Las guerras tienen reglas que todos deben respetar, independientemente de las circunstancias», añadió.

La coordinadora humanitaria destacó que las familias han agotado sus escasos recursos, después de más de un año de brutal conflicto, ya que su resiliencia se ve erosionada con cada día de violencia.

«La guerra trastornó las vidas de millones de sudaneses en zonas urbanas y rurales, dejándoles en la necesidad de ayuda humanitaria urgente», concluyó. Desde su inicio en abril de 2023, la guerra provocó la muerte de alrededor de 30.000 personas, según el Sindicato de Médicos de Sudán, así como el desplazamiento interno y exterior de más de 8,6 millones, mientras que ha abocado a otros 18 millones a las puertas de la hambruna, según Naciones Unidas.