Se trata de la primera vez en la historia de Estados Unidos que el hijo de un presidente en activo se enfrenta a un juicio que, en este caso, puede afectar a la campaña electoral del demócrata Joe Biden en las presidenciales del próximo 5 de noviembre ya que los republicanos, especialmente Donald Trump, lo utilizan con frecuencia como arma arrojadiza en su contra.
El hijo de Biden está acusado de mentir en octubre de 2018 cuando no reconoció que consumía drogas en un formulario para comprar un revólver Colt Cobra de calibre 38, que luego guardó durante 11 días. Los abogados de Hunter Biden solicitaron aplazar el juicio para tener tiempo de buscar más testigos y revisar las pruebas entregadas por los fiscales, pero la juez de distrito de Delaware Maryellen Noreika rechazó la petición.
Este domingo, Noreika dio además un revés a la defensa del polémico hijo del presidente y decidió bloquear a uno de sus peritos y excluir una prueba clave que el hijo del presidente esperaba utilizar. Noreika accedió a una solicitud del fiscal especial que investiga el caso, David Weiss, para impedir que testificara uno de los peritos de Hunter Biden, un psiquiatra de la Universidad de Columbia que habría intentado encontrar lagunas en las afirmaciones de los fiscales de que el hijo del presidente sabía que era un adicto en 2018 cuando compró el arma.
El juez también impidió que los abogados usaran una prueba clave, a su juicio, una versión alterada del formulario federal de armas de fuego que Hunter Biden completó cuando compró el arma en 2018 y que fue modificada en 2021 por los empleados de la tienda de armas. Hunter Biden se declaró no culpable de los tres cargos que se le imputan por la compra y posesión ilegal de armas, delitos que conllevan una pena máxima de 25 años de cárcel, si bien las sentencias suelen ser menores para quienes carecen de antecedentes penales.
Por mentir en dicho formulario en una tienda de Wilmington, se le acusa de dos delitos por haber hecho declaraciones falsas, el primero por haber marcado una casilla donde aseguraba que no era adicto a las drogas y el segundo por haber entregado esa información a la tienda sabiendo que era falsa. El tercer delito que se le imputa es posesión de ese arma durante 11 días, pese a que sabía que tenía una adicción a las drogas. Hunter Biden, de 54 años, reconoció públicamente que durante décadas había luchado contra la adicción al alcohol y las drogas, que se vio agravada tras la muerte de su hermano Beau Biden en 2015 por un tumor cerebral.
Cuando compró la pistola, en 2018, estaba inmerso en una espiral de depresión tras haberse divorciado de Kathleen Buhle, con la que tuvo tres hijos y, además, atravesaba un momento especialmente difícil por su adicción al crack, según narró en sus memorias 'Beautiful Things', publicadas en 2021. Los cargos contra Hunter Biden son el resultado de una investigación que se abrió en 2018 durante el Gobierno de Donald Trump (2017-2021) y que el propio exmandatario, futuro candidato republicano para las elecciones de noviembre, ha usado para atacar a su contrincante Biden. El hijo del presidente se enfrenta a otro juicio en California en el que se le acusa de haber evadido el pago de 1,4 millones de dólares en impuestos.
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