Fotografía de archivo fechada el 26 de abril de 2024 del presidente de Argentina, Javier Milei. | Ariel Alejandro Carreras

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El presidente de Argentina, Javier Milei, renunció este jueves a su derecho de cobrar en el futuro, una vez que deje su cargo como jefe de Estado, una jubilación de privilegio, informaron fuentes oficiales.

Milei expresó esta decisión «indeclinable» en una carta remitida a Mariano de los Heros, director ejecutivo de Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), órgano que administra el sistema estatal de jubilaciones de Argentina.

«Luego de haber experimentado por décadas las consecuencias nefastas del gasto público desenfrenado, es imperativo que los líderes políticos den el ejemplo y adopten medidas concretas para contener el déficit presupuestario», dijo el mandatario, quien asumió la Presidencia el pasado 10 de diciembre por un mandato de cuatro años.

En parte de su misiva, Milei, líder de la formación de ultraderecha La Libertad Avanza, exhortó a otros dirigentes «a realizar los sacrificios necesarios para garantizar la estabilidad financiera del país».

«Ningún político está por encima de la ley y la ciudadanía. En este sentido, rechazo obtener una jubilación bajo un régimen que no exige aportes ni edad mínimos y me someto al régimen general, al igual que lo hacen todos los ciudadanos», afirmó.

El presidente, que ha emprendido un severo ajuste fiscal, sostuvo que «el compromiso asumido por el heroico pueblo argentino para mantener el equilibrio fiscal obtenido no tiene precedentes» y es un «esfuerzo» que «debe ser compartido por todos».

Las denominadas jubilaciones de privilegios fueron establecidas en 1991 mediante una ley que prevé asignaciones mensuales vitalicias para el presidente y el vicepresidente del Ejecutivo y los jueces de la Corte Suprema.

Milei tomó esta decisión un día después de que la Cámara de Diputados, a instancias de la oposición, aprobara un proyecto para establecer una nueva fórmula para actualizar las jubilaciones del régimen general, que se han diluido por efectos de la elevada inflación en Argentina.

El presidente anticipó que, si el Senado convierte en ley este proyecto, lo vetará en línea con sus objetivos de conservar el equilibrio fiscal.