Kurdos en Francia reaccionan a la muerte de tres activistas. Fotografía de archivo. | Efe

TW
0

El Kurdistán es una tierra sin estado partida entre distintas potencias regionales de Oriente Medio. Lo que se ha bautizado como la «tierra de los kurdos» pertenece administrativamente en mayor medida a Turquía. Irán ostenta también una importante porción, casi el doble de la tierra kurda que posee Irak, y Siria entra también en la ecuación. La inestabilidad política y la violencia han sido recurrentes en la zona durante largo tiempo, y el del Kurdistán es una suerte de conflicto de pendiente resolución.

De carácter rural y ubicado en un árido terreno, el pueblo kurdo manifiesta rasgos culturales heterogéneos según el área geográfica que ocupen. Algunos expertos en política internacional ven en el problema kurdo los desajustes típicos del proceso de descolonización occidental que pueden evidenciarse en otras partes del globo. Qué es el PKK y cuál es su situación actualmente, después de la detención de uno de sus dirigentes en Palma, reclamado por Alemania.

Las siglas hacen referencia al Partido de los Trabajadores del Kurdistán, grupo político de tendencia marxista-leninista con rama de lucha armada fraguado a finales de la década de los setenta del siglo pasado. Su principal área de influencia se encuentra en las regiones montañosas de mayoría kurda del sudeste de Turquía y el norte de Irak. Desde 1984 el PKK ha participado en el conflicto turco-kurdo para lograr la autonomía y también la igualdad de derechos para los kurdos dentro de Turquía.

Las peticiones a Ankara para poner fin al conflicto armado no han fructificado. El PKK ha ofrecido deponer las armas a cambio de derechos culturales y lingüísticos, pero la administración turca siempre ha sido más proclive a la represión. Se calcula que desde la década de los ochenta han muerto ya unas 45.000 personas, la mayoría civiles kurdos. No obstante, también se atribuyen al PKK el uso de tácticas de terror. En consecuencia el Tribunal de Justicia de la Unión Europea clasificó al PKK como organización terrorista con falta de garantías procesales. Años más tarde, la justicia belga determinó que era más propio tildarlo de «actor de conflicto armado interno».

Turquía no ha escatimado esfuerzos en la persecución de los hombres y mujeres del PKK. Recurrentemente han bombardeado posiciones kurdas, incluso adentrándose en territorio de otros estados. En Kenia detuvieron a uno de sus máximos dirigentes, Abdullah Öcalan. Desde 1999 se halla aislado, cumpliendo cadena perpetua por terrorismo y separatismo armado contra el estado turco. En la parte siria del llamado Gran Kurdistán se encuentra otro símbolo. Rojava, que en kurdo se traduce como Poniente, es una región autónoma de facto compuesta por distintas regiones y consejos locales. Sus mujeres combatientes se hicieron famosas hace unos años, al luchar en primera línea contra el salafista Estado Islámico. No hubo peor temor para los terroristas del Dáesh que la posibilidad de perder el paraíso prometido al ser abatido por los disparos de una mujer.