Las fuerzas israelíes bombarderon en el sur de Líbano un centro de comando e infraestructuras de la milicia chií Hizbulá, que amenaza desde hace una semana con un ataque a gran escala contra Israel en represalia por el asesinato de su máximo jefe militar, en medio de la peor escalada en la frontera en 18 años.
La Fuerza Aérea israelí atacó un centro de comando de Hizbulá en el área de Hanauay e infraestructura miliciana en Ayta ash Shab, incluyendo un lanzador desde el cual ayer se dispararon numerosos cohetes hacia territorio israelí, en el área de Biranit en la Alta Galilea, indicó el Ejército en un comunicado, especificando que esos disparos no dejaron heridos.
Anoche, Israel identificó el lanzamiento de unos 25 cohetes en dos andanadas distintas que impactaron en zonas despobladas cerca de Shlomi y del kibutz Kabri.
Esta mañana, las sirenas antiaéreas se activaron en las zonas de Manara y Kiryat Shmona, muy cerca de la frontera entre Líbano e Israel, y el Ejército identificó varios proyectiles que cruzaban desde el Líbano y caían en zonas despobladas.
La frontera entre Líbano e Israel vive su peor escalada desde la guerra de 2006, luego de que, en octubre pasado, Hizbulá abrió fuego contra Israel en solidaridad con el grupo islamista palestino Hamás, que controla la Franja de Gaza y libra una guerra con Israel.
Además, Israel se encuentra a la expectativa de un posible ataque a gran escala de Hizbulá y de su principal aliado, Irán, en respuesta a los asesinatos la semana pasada de altos cargos del grupo chií y Hamás.
El líder militar del grupo chií, Fuad Shukr, murió en un ataque israelí en Beirut el 30 de julio, poco antes del asesinato en Teherán del antes líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en un ataque que Irán atribuye a Israel.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, mandó un mensaje el jueves a los habitantes de Líbano para avisarles de que si Hizbulá continúa atacando a Israel, éste responderá "con toda su fuerza", mientras alcaldes del norte israelí avisaban a sus habitantes que podrían pasar varios días en sus búnkeres en caso de que se concrete la escalada.
De su lado, el Gobierno de Líbano trabaja en un plan de contingencia mientras varios países han pedido a sus ciudadanos evacuar el país, que sigue manteniendo contactos diplomáticos para tratar de evitar un conflicto abierto.
La escalada que estalló en octubre se ha cobrado la vida de casi 600 personas, la mayoría en el lado libanés y en las filas de Hizbulá, que ha confirmado 369 bajas de milicianos y comandantes, algunas en Siria.
En Israel han muerto 47 personas en el norte, de las cuales 22 eran militares y 25, civiles, incluidos los 12 menores que perdieron la vida en el violento ataque contra la localidad drusa de Majdal Shams, en los Altos del Golán ocupados.
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