En Brandeburgo, estado federado que envuelve Berlín, el Partido Socialdemócrata (SPD), la agrupación del canciller, logró imponerse estrechamente a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) que había sido el partido más votado en Turingia y el segundo más votado en Sajonia, ambas regiones en el este de Alemania.
La gran baza del SPD fue la popularidad del primer ministro brandeburgués, Dietmar Woidke, que dijo en la recta final de la campaña que si no lograba imponerse a la ultraderecha pondría fin a su carrera política, al margen de si podía organizar mayorías con otros partidos en el parlamento regional.
Una apuesta arriesgada
La apuesta de Woidke dio resultados para el SPD, pero se llevó por delante a sus dos socios de coalición en Brandeburgo. La Unión Cristianodemócrata (CDU) obtuvo apenas el 12 %, uno de los tres peores resultados de su historia en unas elecciones regionales, y Los Verdes se quedaron incluso por debajo del umbral del 5 % y con ello sin representación parlamentaria.
Así, sólo una coalición con la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) le permitiría a Woidke formar un Gobierno que no fuera minoritario.
El escenario no es nuevo, puesto que ya en Turingia, donde hubo elecciones a comienzos de mes, la CDU y el SPD necesitan al partido izquierdista para formar una mayoría.
Frente a la BSW, a diferencia de lo que ocurre con AfD, no hay cordón sanitario alguno. Pero las diferencias que hay entre este partido y los partidos tradicionales son grandes en muchos campos y prácticamente insalvables en lo que se refiere a la ayuda a Ucrania.
Aunque la política exterior, y con ello la ayuda a Ucrania, tiene poca relación con la política regional, la fundadora de BSW, Sarah Wagenkencht, que le dio el nombre al partido, ha dicho que sólo hará coaliciones si sus socios se comprometen a detener el envío de armas a Ucrania y a buscar una salida diplomática.
El auge de AfD en todo el país -las encuestas le dan un 20 % y el segundo lugar para las elecciones generales de septiembre de 2025- ha venido acompañado de una caída constante de los partidos de la coalición de Gobierno presidida por Scholz.
El tripartito ya solo es apoyado por el 3 % de la población, según los últimos sondeos de Allensbach de la semana pasada.
El triunfo de Woidke en Brandeburgo ha sido una excepción a la tendencia general para el SPD mientras que Los Verdes y el Partido Liberal (SPD) vienen sumando una decepción tras otra.
«Los Verdes han caído a la mitad de su resultado anterior y los liberales a un cuarto. Han sacado menos de la mitad que el partido contra el maltrato animal. ¿Cómo de bajo están dispuestos a caer?», se burló este lunes el presidente de la CDU, Friedrich Merz, comentando los resultados del domingo.
Merz, líder de la oposición en el parlamento y candidato conjunto a la cancillería de su partido y la Unión Socialcristiana (CSU) ya ha recomendado abiertamente al FDP que rompa la actual coalición de Gobierno si quiere salvarse y tener representación parlamentaria tras las próximas elecciones generales.
El futuro de la coalición en duda
Tras los comicios de Brandeburgo, dentro del FDP también hubo voces que se pronunciaron a favor de una ruptura de la coalición, algunas abiertamente -como el jefe del partido en Baviera, Martin Hagen- y otras con más reserva, como el vicepresidente de la agrupación, Wolfgang Kubicki.
El presidente del partido y ministro de Finanzas, Christian Lindner, se manifestó este lunes a favor de la continuación de la coalición, aunque no a cualquier precio.
«Hay que tener el valor de seguir trabajando en una coalición controvertida si no tiene la convicción de que se puede lograr algo», dijo Lindner. «Pero también hay que tener el valor de, cuando se ve que las posibilidades están agotadas, desatar una nueva dinámica», agregó a continuación.
1 comentario
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Que manía con tachar a gente de ultraderecha. Maldita manipulación