Los bordillos de piedra viva que está retirando el servicio de
Mantenimiento del Ajuntament de Palma en algunas calles de Ciutat
tienen un valor considerable de acuerdo con los precios de mercado
que imperan en el sector de la construcción, según indica la
Asociación de Empresarios de Manufactura de Piedra Natural y
Granito (Asemar).
Fuentes de esta patronal indican que la piedra viva procedente
de Binissalem y que se emplea en construcción de viviendas y calles
tiene una serie de especificidades que son las que marcan su precio
final: «En concreto, los bordillos de piedra viva, que tienen una
anchura media que oscila entre los 10 y 15 centímetros, tienen un
precio por metro lineal de 3.661 y 4.555 pesetas, respectivamente.
Luego tenemos los adoquines cuadrados, cuyo metro cuadrado se vende
a 18.860 pesetas; la piedra viva en plancha, con un grosor de dos
centímetros, tiene un valor de 14.374 pesetas por metro cuadrado; y
el empedrado de piedra viva irregular rústica se vende a 1.449
pesetas por metro cuadrado».
Mientras tanto, este periódico sigue constatando la indignación
de los vecinos de Palma ante la retirada de los bordillos de piedra
viva de sus calles y sus sustitución por otros de hormigón.
En concreto, los vecinos de Son Canals han decidido dirigirse al
alcalde para solicitarle la «conservación» de los bordillos de
piedra caliza en la ciudad, que en caso de que alguna de estas
piedras esté rota o deteriorada «sea sustituida por otra de sus
mismas características» y que en las calles comprendidas entre las
vías Bartolomé Torres y Médico José Darder «vuelvan a ser
reemplazadas las piedras que hace escasos días fueron
levantadas».
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