El presidente del Gobierno, José María Aznar, realizó ayer una
declaración institucional en la que confirmaba que siguen
existiendo posibilidades de que se consolide la situación de cese
de la violencia tras la tregua unilateral decretada por ETA. El
Gobierno, además, anunció que 21 presos etarras que cumplen condena
en Ceuta, Melilla, Canarias o Balears serían trasladados a centros
penitenciarios del sur de la Península.
Esta última medida ha suscitado reacciones encontradas, aunque
la más enérgica procede de Euskal Herritarrok, fuerza desde la que
se calificaba la decisión como una «tomadura de pelo» y se
consideraba que era el momento de salir a la calle.
Sin embargo, Aznar, en su mensaje, habló de diálogo con todas
las fuerzas parlamentarias vascas, entre las cuales se encuentra
EH. Si la formación abertzale acepta este ofrecimiento, que
analizará este fin de semana, sería la primera ocasión en la que se
producirían en un marco institucional unas conversaciones de este
importante calado.
Por otra parte, el presidente también anunció que en el inicio
del período de sesiones, el Ejecutivo presentaría medidas de
reparación para las víctimas del terrorismo y sus familias. El
proceso de paz no podía dejar apartado este doloroso asunto y era
absolutamente necesario, en la medida en que ello es posible,
cerrar las heridas abiertas durante los largos años que ha durado
la sangría de los atentados terroristas.
Finalmente, es importante considerar el deseo de Aznar de que
desaparezcan de escena las coacciones y amenazas. La radicalización
de posturas podría volver a abocarnos a un fanatismo que
desembocaría inevitablemente en la violencia y, en este momento,
nadie parece desear la vuelta atrás.
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