El alcalde de Palma cedió ayer ante las presiones de los vecinos
que acudieron al pleno celebrado ayer, el último del año 1998, para
protestar por el proyecto de ampliación del camino de Can Mayol y
de la construcción de un quiosco-bar en la plaza de Las Maravillas.
Ante los vecinos de Las Maravillas, Joan Fageda se comprometió a
solicitar a los servicios económicos municipales un informe urgente
que determine cuánto le costaría al Ajuntament rescatar la
concesión del nuevo quiosco-bar que ya se ha comenzado a construir
en la plaza de Las Maravillas, como complemento a la nueva oficina
municipal de información turística. El alcalde dijo estar seguro de
que «el miedo de los vecinos no es que se resten cien o doscientos
metros cuadrados a la zona verde, sino que el nuevo bar se pueda
convertir en un nuevo foco de ruidos nocturnos», por eso accedió a
estudiar la posibilidad de pagar la indemnización a la empresa
adjudicataria, aunque también adelantó que si esta indemnización es
muy elevada la obra seguirá adelante, «pero pondremos todos los
medios para que los temores vecinales no se materialicen».
Con respecto a Can Mayol, el primer edil adquirió el compromiso
de no llevar adelante la ejecución del proyecto de Plan especial de
reforma interior de la zona, que ayer fue aprobado provisionalmente
por segunda vez, hasta haber estudiado las propuestas que ayer
pidió a la oposición que presentara. Este proyecto prevé la
expropiación y derribo de toda una serie de casas antiguas del
camino de Can Mayol y la calle Aragón para el ensanchamiento de
ambos viales.
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