A veces los políticos tienen gestos que les honran y debemos
felicitarnos por ello. Ocurrió el sábado, cuando el president de la
Comunitat, Jaume Matas, recibió en el Consolat de Mar al líder de
la oposición, el socialista Francesc Antich, para hablar de las tan
traídas y llevadas directrices de ordenación del territorio.
Dicho así, con palabras técnicas y en abstracto, el tema puede
sonar lejano, pero si tenemos en cuenta que en esas directrices se
juega nada menos que el futuro de Balears, merece la pena sentarse
a pensar en ello.
Y eso es lo que han hecho Matas y Antich: plantear el tema,
sopesarlo, verle las ventajas y los inconvenientes y tratar de
llegar a un punto en el que todos, gobernantes y oposición, puedan
estar de acuerdo. Una excelente forma de abordar algo tan
definitivo como las normas que decidirán hacia dónde crecerán las
Islas y dónde se pondrán los frenos a este crecimiento, hasta ahora
desordenado.
Porque el modelo territorial, económico y social de las Islas se
está decidiendo ahora, en los despachos, y de esa toma de
decisiones dependerá la configuración de nuestra Comunitat durante
muchos años. Está claro que nadie conoce el futuro y nadie puede
asegurar quién gobernará dentro de unos años. Por eso es necesario
que todos los grupos políticos participen en el diseño de este
modelo territorial.
Y la reunión del sábado entre Matas y Antich es un excelente
primer paso. Luego, una vez diseñada la ley por el Govern, vendrá
su tramitación en el Parlament, donde los partidos políticos que
representan los intereses y tendencias de la sociedad balear
tendrán la oportunidad de añadir, quitar o suavizar artículos.
Esperemos que así, con la participación de todos, esta ley crucial
para las Islas refleje el sentir de todos sus habitantes.
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