La sobrepoblación de cabras mallorquinas silvestres, especie que
provoca innumerables daños en el ecosistema autóctono, exige que se
eliminen tres cuartas partes de los ejemplares que viven en la
Isla, según un estudio estadístico en poder del director general de
Medi Ambient, Santiago Sáiz de los Terreros.
Esto implica que, basándose en medidas de protección ambiental,
es necesario reducir la población actual de cabras silvestres,
(estimada en 20.000 ejemplares), hasta llegar a 5.000, cantidad
máxima que, según el estudio, puede asumir nuestro ecosistema.
Los focos de población más importante de la Isla se sitúan,
sobre todo, en la zona de Artà, Pollença y en la Serra de
Tramuntana. Allí, la densidad de ejemplares puede alcanzar las 25
cabras por kilómetro cuadrado y la tendencia de crecimiento,
además, es muy elevada.
El problema que conlleva esta sobrepoblación consiste en que la
cabra, en su dieta, debe incluir un porcentaje de material leñoso,
material que solo encuentra en la corteza y troncos de pinos,
encinas y especies autóctonas y protegidas como es el caso del
ullastre y el ipedicum.
Asimismo, la acción de estos rumiantes provoca daños
irreparables en los procesos de reforestación ya que tienen
predilección por los pinos jóvenes. Tanto es así que, según
estudios de la Conselleria, una zona repoblada con pinos jóvenes
puede reducirse en dos tercios por la acción de estos animales en
tres años.
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