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La comunidad gitana de Son Banya no está dispuesta a permitir más desaires de la regidora de Acción Social del Ajuntament de Palma, Carmen Sagrado. Ayer tenía una cita con los representantes del poblado, pero no la cumplió, según explicó José Amaya, que se perfila como sustituto del fallecido «Tío Kiko». «La entrevista había sido pactada para negociar el derribo y vallado de nuestras casas, porque el Ayuntamiento sigue actuando a nuestras espaldas, sin avisarnos de sus proyectos relacionados con nuestra comunidad. Llegamos allá cuatro ancionos y yo pero nadie nos atendió», dijo Amaya, que se define como portavoz del pueblo gitano de Son Banya. El barrio se siente discriminado por Cort. Y eso se nota en el ambiente. José Amaya convocó a este diario para explicar cuáles eran los puntos de vista que defendían sus vecinos de Son Banya. Acompañado por sus hombres de confianza, recibió a este diario en su casa. «La situación aquí es caótica y vamos a llegar hasta el final en defensa de nuestros derechos», afirma Amaya, con voz segura y en un silencio sepulcral. «¿Es una amenaza?», le preguntamos. «No, en absoluto. No somos violentos y sólo ha que tomar mis palabras como una advertencia».

El portavoz de la barriada de Son Banya considera que las autoridades locales están desaprovechando una oportunidad histórica para zanjar viejas diferencias y, simplemente, «hacer bien las cosas». Una orden de derribo total pesa sobre las cien viviendas levantadas en Son Banya donde viven 300 personas. Esa iniciativa lleva implícita un proyecto de desalojo, con ayudas y subvenciones a las personas que deseen acogerse al plan. «Lo único que queremos», insiste Amaya, «es negociar con la regidora (Carmen Sagrado) y que los derribos o vallados no nos pillen de sorpresa».