Mayores y jóvenes demostraron su buen humor. Foto: TERESA AYUGA.

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Hablaron de la guerra y de sus pasiones, jugaron con ganancias y pérdidas medidas en euros y bailaron compartiendo pareja con jóvenes. Son algunos de los mayores de la residencia de la Bonanova, que durante dos días participan en unas jornadas intergeneracionales organizadas por el departamento de Animación Sociocultural del instituto Ramon Llull, el IBAS y Sa Nostra.

Las jornadas se plantearon con el objetivo de realizar un paseo por la historia de este siglo mediante la participación de los mayores de la residencia. Ayer, primer día de los encuentros, hablaron del amor, de su vida y de sus aficiones. «Queremos aprender de sus experiencias, conocer su vida afectiva. Queremos que nos enseñen todo lo que han vivido. En Balears, las personas mayores tienen un papel muy importante».

Con estas palabras Rocío, en representación de los alumnos de Animación Sociocultural, reflejó una parte de un espíritu que también comparten los mayores. «Los jóvenes tienen que aprender muchas cosas. Nosotros antes éramos muy severos, recibimos una educación muy dura. Yo tengo un sobrino y le digo que viva», afirma Micaela Pomar, que compartía con Simón Bonillo estas jornadas intergeneracionales.

Rosa Estaràs, consellera de la Presidència del Govern balear, acudió a la residencia de la Bonanova para compartir unos minutos con los mayores y expresarles la política realizada por el Govern centrada en este colectivo.

La mañana comenzó con un juego dirigido a conocer un poco de la historia particular de los mayores. «Yo nací en un pueblo pequeño, en Padilla de Hita (Guadalajara) y mi padre murió en la guerra. No le conocí», afirma Vicente Gómez. «Hay muchas cosas que los viejos tenemos que aprender de los jóvenes, y viceversa. Yo estuve diez años en Cuba y 30 en Venezuela. Los jóvenes tienen que aprender resignación, paciencia y compañerismo», añade Josefa Grande Castro.