Más de seis horas de retraso y una odisea que los 156 pasajeros del
vuelo de Iberia Barcelona-Palma del pasado viernes difícilmente
olvidarán. Para protestar contra los reiterados aplazamientos que
sufrió el vuelo antes de despegar del aeropuerto barcelonés (a las
02.30 de la madrugada del sábado), los pasajeros decidieron forman
una cadena humana y bloquear los mostradores de la compañía aérea
situados en las instalaciones de El Prat.
La protesta tenía como objetivo llamar la atención de los
máximos responsables de Iberia tras soportar largas horas de espera
«sin recibir explicaciones convincentes por parte de los directivos
de Iberia», según explicó Isidro Forteza, uno de los usuarios
afectados.
El vuelo Barcelona-Palma debía haber iniciado las maniobras de
despegue a las 20.30 horas del viernes. Iberia anunció, sin
embargo, que la salida se efectuaría a las 22.00 horas, aunque poco
después rectificó y fijó el nuevo horario a las 23.00 horas. El
retraso también afectó al vuelo de las 22.30 horas.
Cerca de la medianoche, los pasajeros decidieron pasar a la
acción al comprobar que su vuelo seguía retrasado y que Iberia se
negaba a facilitarles alojamiento en un hotel de Barcelona.
«Formamos una cadena humana», explicó Forteza, «alrededor de los
mostradores de Iberia para exigir una respuesta inmediata, teniendo
en cuenta que entre el pasaje había señores mayores y niños». Hasta
ese lugar se desplazaron guardias civiles y agentes de la seguridad
privada del aeropuerto de El Prat que, sin embargo, no llegaron a
intervenir.
Iberia informó a los pasajeros que en las pistas del aeropuerto
barcelonés había dos aviones estacionados «listos para despegar a
Palma», pero que no disponían del personal de tripulación. Además,
en Palma había niebla, circunstancia que impedía realizar el
trayecto.
El vuelo de las 20.30 horas del viernes llegó a Son Sant Joan a
las tres de la madrugada del sábado, con más de seis horas de
retraso, después de que el piloto realizara tres intentos para
aterrizar.
Un grupo de pasajeros afectados confirmó que iban a presentar en
los tribunales una denuncia contra Iberia. «La atención por parte
del personal de la compañía aérea fue nula y yo creo que estaban
esperando que Son Sant Joan anunciara la imposibilidad de permitir
aterrizajes en sus pistas por la niebla para justificar el retraso,
pero eso no ocurrió», dijo Forteza.
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