No pudo ser. El Real Club Deportivo Mallorca, tras un largo,
difícil y triunfal camino por Europa, llegó al histórico estadio de
Villa Park, en Birmingham, acarició la última Recopa de Europa y
tuvo que ver cómo se la llevaba la Lazio de Roma, un club con una
plantilla cuajada de grandes estrellas internacionales, una sola de
las cuales costó un traspaso más alto que el presupuesto total del
Mallorca. Sin embargo, la noche que vivimos ayer también resultó
histórica para el club isleño.
No en balde, el Mallorca consiguió su éxito más importante en su
propia historia, después de un triunfal recorrido por la Europa
futbolística hasta llegar a tocar la gloria, pero sin conseguirla
totalmente. Cayó ante un equipo poderosísimo del calcio italiano y,
pese a ello, asumió el mayor éxito de su historia y, lo que es
tanto, ha sido el único equipo de la llamada Liga española de las
estrellas que ha conseguido llegar a una final europea, en cuyas
competiciones han caído todos los llamados grandes.
El equipo mallorquinista, con todas sus limitaciones
presupuestarias, ha llegado más lejos en Europa que los Barça,
Madrid, Valencia, Atlético de Madrid y otros más poderosos. Nuestro
Mallorca tiene algo más que buen fútbol: sus jugadores, técnicos y
aficionados forman una piña que desborda fe y entusiasmo. Por
desgracia, lograr un subcampeonato en torneo eliminatorio,
significa perder el partido final. Y eso duele.
Anoche, los protagonistas sufrieron un gran disgusto y la
afición no pudo coronar la jornada de más éxito en su historia.
Pero queda escrita la gesta. Sólo cabe esperar que el éxito
obtenido no se considere un fracaso y, por consiguiente, lejos de
enfriar los ánimos, resulte un nuevo aliciente para seguir por el
camino emprendido.
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