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Yo, que desde el ascenso del Mallorca en Logroño no había vuelto al fútbol, reconozco que, tras este reencuentro, el Mallorca cuenta con gente excepcional: la afición. La actual, me refiero, que ha mejorado notablemente respecto a la que tenía, al haberse quedado con lo mejor de aquella, formando un grupo capaz de competir con cualquier otra donde sea, como el miércoles, en el Villa Park, donde cada vez que se lo propuso acalló a los tifosi. Que mira que alborotan.

Y si dentro del campo los mallorquinistas son magníficos, fuera de él son excepcionales. Se lo digo yo, que he convivido con parte del grupo durante tres días con sus noches. Además, por el Mallorca, es un grupo fácil de manejar. Y si no, que se lo pregunten a Àngela Seguí y a Carlos Durán y a Tomeu Terrasa, que los tuvieron en sus respectivos programas de miércoles y jueves. Unos antes y el otro después del partido. Con la esperanza y la amargura. Pero siempre con la moral alta, mirando hacia adelante.

Así que si alguna vez me pierdo, y le dicen que estoy en el fútbol, búsqueme entre ellos.