Héctor Cúper ha ilusionado a todo el mallorquinismo.

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Hector Cúper y Michael Douglas serán galardonados en la gala de los Siurells de Plata de Ultima Hora, que se celebrará el próximo viernes en el Casino de Mallorca.

Poco, por no decir nada, se sabía de Héctor Raúl Cúper a su llegada en 1997 a Mallorca para hacerse cargo como entrenador de un club recién ascendido a la Primera División. Dos años y medio después, el técnico argentino se ha convertido en el mayor ídolo de la sociedad isleña gracias a los éxitos cosechados por el equipo.

En una de sus primeras entrevistas concedidas nada más llegar a la Isla dejó reflejada en una frase su máxima balompédica: «El mejor ataque es una buena defensa». Este hombre tranquilo, afable, que parece no alterarse por nada, ha coseguido justamente lo contrario: «enloquecer» a todo un pueblo en torno a un club que no hace muchos años estuvo a punto de desaparecer y, por qué no decirlo, que nunca hasta la fecha había conseguido ser querido en todos los rincones de la Isla. Este último aspecto ha sido el logro extradeportivo más importante conseguido por Cúper.

En lo que hace referencia al terreno meramente deportivo, Cúper ha sabido sacar una rentabilidad extraordinaria de sus jugadores, muchos de los cuales ni siquiera eran convocados en sus antiguos equipos. Otros futbolistas que recalaron en el equipo de la Plaza Barcelona venían de Argentina. Prácticamente sólo Cúper los conocía y tampoco falló en sus contrataciones.

El juego ordenado, pragmático, sabiendo sacar el máximo rendimiento a las ocasiones de gol, que se tradujeron en los primeros triunfos, caló hondamente en los aficionados mallorquinistas. El primer punto álgido de este «matrimonio» entre club y afición se produjo en Mestalla, lugar de celebración de la final de la Copa del Rey de 1998. La derrota por penalties unió si cabe más a ambas partes y engrandeció la figura de este entrenador, que aceptó renovar para entrenar al equipo esta temporada. El deficitario estado de las arcas obligaron al club a desprenderse de buena parte de los jugadores. Muchos, por no decir todos, creyeron que el club pasaría momentos de dificultad en la campaña 1998-1999. Todos menos él, que logró una acoplamiento de los nuevos fichajes al resto del grupo en un tiempo récord y les ha hecho partícipes de la mejor temporada en la historia de los 83 años de vida del Real Mallorca.

En cuanto a Michael Douglas hay que decir que sí era conocido por sus películas cuando recaló en Mallorca. Douglas ha propiciado que el nombre de Mallorca no conozca fronteras. Habitual de la Isla en cualquier época del año, no solamente atraído por los encantos de la época estival, el célebre actor y productor cinematográfico es, además, propietario de s'Estaca, en otro tiempo residencia del Arxiduc Lluís Salvador de Austria y que hoy, quizás más que nunca, continúa siendo uno de los principales atractivos de la Isla.

El ganador del Oscar por «Wall Street» tiene en este enclave el lugar ideal para descansar de los rodajes y preparar con tranquilidad sus nuevos proyectos.

Michael Douglas ha reconocido que siempre aconseja a sus amigos de Hollywood que vengan a conocer la Isla y, sobre todo, la Serra de Tramuntana, a la que él califica como «un lugar único en el Mediterráneo».

Entre los últimos famosos visitantes que han venido a Mallorca de la mano de Michael Douglas se encuentran el actual entrenador de los Heat de Miami, Pat Riley, el tres veces ganador del Oscar al mejor actor, Jack Nicholson, o Tom Cruise.

La relación que se ha establecido a lo largo de los años entre Mallorca y Michael Douglas es tan especial que ha hecho que, por ejemplo, cultive sus propios viñedos en s'Estaca o que se declare un gran admirador de la cocina mallorquina, en especial de la porcella, la sobrassada y el arrós brut. Además, en la despensa de su residencia nunca falta el palo, la ginebra menorquina ni la frígola ibicenca, con los que obsequia a sus invitados.