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El ex presidente de la Agrupación Empresarial de Transporte Discrecional por Carretera, José María Blai, afirma que en el comienzo de la huelga de conductores «estuvimos desasistidos en materia de protección policial pese a imperar de por medio unos servicios mínimos impuestos por el Govern balear. Delegación de Gobierno tenía que haber preservado el derecho a la libre circulación y esto, por alguna razón que desconozco, no se hizo en la madrugada del pasado viernes en el aeropuerto de Palma».

Blai, que dimitió tras firmar el convenio con los sindicatos, afirma que lo hizo por la forma en que se formalizó el citado convenio: «No quiero ser cómplice de ello y por dignidad he adoptado una decisión coherente con mi persona. Hubo muchas presiones, las cuales considero lógicas, ya que a nadie le gusta ver a turistas durmiendo en el suelo. Hubo nervios y al final se tuvo que claudicar ante la postura de los sindicatos, que se han sentido en todo momento fuertes e hicieron lo que quisieron».

Afirma que Joan Verger, «se jugó el tipo con los servicios mínimos, pero los mismos quedaron en agua de borrajas al no existir protección policial, lo cual es ilógico. Se rompieron lunas de autobuses, se pincharon ruedas, hubo turistas que fueron sacados de taxis y coches clase C. La policía no se enteró de nada de esto, lo cual no es normal. Si las 40 unidades de coches antidisturbios que llegaron vía Valencia en barco a las ocho de la mañana del jueves hubieran venido antes, estoy convencido de que los acontecimientos que vivimos hubieran sido muy diferentes».