La playa "como pueden ver" no estaba desierta. Al revés: rebosaba de gente. De alemanes sobre todo, que han venido por espacio de tres o cuatro días "no más" a tomar el sol, a beber cerveza y a divertirse. Es, por tanto, gente fiel a la Isla, a la Platja de Palma y al Balneario 6 "y alrededores" que no busca problemas sino, por el contrario, paz y diversión. Así pues, helos ahí, tendidos al sol, o sentados en torno a la mesa, soleándose o tomando cerveza o sangría "o ambas cosas", cantando de vez en cuando, y también en ocasiones sometidos a tomaduras de pelo por parte de las vendedoras de lemon, fanta, bía, trileros y demás fauna humana que pulula sobre la arena buscándose la vida a costa del menor esfuerzo, y en ocasiones sumergida en la ilegalidad. Por eso no nos extrañó que, al ver tanta vendedora de fruta asaltando a los tomadores de sol, algunos llamaran a la policía a gritos y otros decidieran irse con la toalla a otra parte.
La Platja ya no está desierta
Turistas, vendedores de fruta, trileros, masajistas y policías comparten espacio en las proximidades del balneario 6
02/06/99 0:00
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