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Los partidos han empleado todas sus armas durante esta campaña para conseguir atraer el mayor número de votos y una de ellas ha sido los anuncios gratuitos en televisión. En función de los medios disponibles, el anuncio es más o menos elocuente. Las técnicas son variadas pero bastante parecidas en los partidos pequeños. El SDP del ex socialista Miquel Pascual está hecho en un plató de televisión cuyo fondo está tapado por una pancarta de la coalición. Con la música de Carros de Fuego de fondo, Pascual sale rodeado de otros candidatos del partido a los que presenta uno por uno.

En Eivissa, Los Verdes van por su cuenta para romper el bipartidismo, según dice José Ribas. Dos cámaras le enfocan mientras da su opinión sin imágenes de apoyo. Pilar Costa le desdice desde el Pacte Progressista cuando asegura que es una coalición de todas las fuerzas progresistas de Eivissa.

Las candidaturas de los partidos principales también son interesantes. El PP ha actualizado la suya de tal manera que incluso salen imágenes del mitin que ofreció Aznar en Palma. Con un mensaje «en positivo», Matas es el protagonista con varias imágenes en la que se le ve con el astronauta Pedro Duque, con Aznar, con Zaplana y una imagen de la bienvenida de las autoridades a Clinton, en la que además se ve al Rey.

El PSOE ha apostado por una campaña unitaria. Se intercalan imágenes de gente en blanco y negro con unos primerísimos planos de los candidatos. Antoni Roig incluso guiña un ojo a sus potenciales votantes.

El PSM apuesta por la imagen de sus candidatos con un juego de luces y sombras un tanto tenebroso. Los nacionalistas muestran imágenes de la Serra de Tramuntana y se oye la voz de Pere Sampol que dice «Aquí el PP quiere hacer una urbanización», como si contara que viene el lobo.

Pero si un vídeo impacta es el de UM. Con una música de fondo de película de terror, aparecen una demoledoras imágenes en blanco y negro en las que se sobreimprime: Saturación, Especulación, traición "con una imagen de Cañellas" e improvisación. A continuación, una espléndida Maria Antònia dice que cada año se van a Madrid 200.000 millones.