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A los partidos políticos les cuesta más caro un diputado en Mallorca que en el resto de las Islas. Y no en términos económicos, sino de votos. La Ley Electoral de Balears está pensada con ánimos garantistas para las islas más pequeñas. El objetivo es compensar el alejamiento y la inferioridad numérica de habitantes con una proporcionalidad corregida que, a la postre, supone una sobrerrepresentación parlamentaria. El gráfico que acompaña esta información en nuestra edición de papel muestra el número de votos de los partidos y el número de escaños que les correspondió. En una media apresurada, se comprueba que UM es el partido al que le salieron más «caros» sus diputados: cada uno de ellos le costó 9.964, nueve veces más de los 1.192 votos que logró la Agrupación Independiente Popular de Formentera (AIPF) y que le reportaron un diputado.

Esta proporcionalidad corregida da a Mallorca 33 diputados, cuando en realidad tiene el 80 por ciento de la población; Menorca tiene 13, con un 10 por ciento de la población, y Eivissa y Formentera, otros 13, con el 10 por ciento restante. Si no se hiciera esa corrección, a Mallorca le corresponderían 47 diputados, y a las otras islas, los 12 restantes. Sin embargo, el objetivo de los redactores de la Ley Electoral era evitar suspicacias de las islas menores que podrían haber puesto en entredicho la construcción de la Comunitat. Desde Menorca, Eivissa y Formentera se recelaba ante la posibilidad de que una Mallorca fuerte pudiera imponer sus tesis al resto de las Islas.

Estos recelos iniciales llevaron incluso a plantear la posibilidad de que todas las Islas tuvieran el mismo número de representantes cada una de ellas, postura que finalmente fue desechada al apostarse por la proporcionalidad corregida.