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Pensamos que ha llegado el momento de cambiar, no sólo el discurso de la campaña electoral, sino la campaña electoral en sí. Y es que la mayoría de los ciudadanos no se enteran. O no quieren enterarse. O pasan. O lo que es peor, no les interesa. «Es la historia de siempre "nos decía uno". La historia de aquí y de cualquier lugar del mundo en campaña electoral: llegan los políticos, te hacen mucho caso, te invitan a cenar, te prometen cosas y más cosas, pero se hacen las elecciones y ya no los vuelves a ver más. Y las cosas que te han prometido, menos». En plena Plaça de Cort, el martes, a cuatro días de las elecciones municipales, autonómicas y europeas tratamos de pillar el toro por los cuernos, preguntando al ciudadano llano algo tan elemental como «¿Sabe usted qué se va a votar el domingo?».

Y he ahí algunas de las respuestas:
Quique Estrada, albañil: «El domingo votaremos al PP o al PSOE o ¡qué sé yo! Que si a mí me dejaran votaría a Bob Marley... Por eso no voy a votar: no me interesa. No me entero de nada. No sé a quién, ni a qué».

Dani Sanz, albañil:
«¿Que qué hemos de votar el domingo? A los políticos, ¿no? Al presidente. No sé... No me interesa mucho».
Cati Ferragut, del Bar Cort:
«No sé a quién. A los políticos, supongo. Pero mejor que pregunte a mi marido, que a lo mejor lo sabe».
Emilio del Real, restaurador:
«Hombre, sí: vamos a votar a los alcaldes y concejales y a los eurodiputados. Pero creo que cada vez la gente votará menos, pues no está enterada de qué va». «¿Sólo a alcaldes y eurodiputados?», preguntamos. «Sí, ¿a quién más, si no?» «Al Parlament de les Illes» «¡Ah, ¿también? Pues ni idea».

Josefa Muñoz, ama de casa:
«Sé que hay que ir a votar a alguien. Ya me lo dirán. Pero yo votaré al PSOE». «¿En qué?» «¿Cómo que en qué? Ya me lo dirán» «A los eurodiputados, por ejemplo....», sugerimos. «¿A los qué?».

María Reyes Homar, empleada de hogar:
«Votaré a los locales, eurodiputados y generales».
Àngel, monitor:
«El domingo votaremos a las territoriales». «¿Qué territoriales?» «Pues... a las territoriales, ¿no?» «Pues venga, ¡ánimo!».