El día 13 de junio supondrá la línea de meta y salida para los proyectos que entran en el paquete de promesas que cada formación política ha formulado a los ciudadanos. Los que salgan ganando y vayan a gobernar la próxima legislatura municipal tendrán ocasión de ir corrigiendo, si el tiempo, el presupuesto y la voluntad política lo permite, lo que han ido dejando sus antecesores desde los confines de la historia.
Los que estén al frente del municipio tendrán ocasión de demostrar que son capaces de solucionar el problema de la suciedad y basuras en las calles, con la premisa de que no es suficiente con adquirir barredoras e inventarse recogebasuras neumáticos y que de una vez por todas hay que aplicar, en serio, métodos coercitivos racionales, como lo han hecho en las más importantes ciudades europeas, que escarmiente a los insolidarios infractores. Habrá que ver si dan una solución al caso del enorme «rascacielos» abandonado en Portopí, que tantos quebraderos de cabeza, incendio espectacular incluido, ha dado a la ciudad.
También habrá que seguir con expectación cómo continúa el serial de los solares que se encuentran junto a esa especie de caja de bombones acristalada que es el edificio sede de GESA. Ya en los tiempos del gobierno municipal socialista los periódicos llenaban páginas con este asunto.
Los ciudadanos esperan una solución definitiva para la Plaza del Tubo. El incómodo suelo está formado por gravilla que se clava en las suelas de los zapatos, y que supone un grave riesgo de daños en los casos de caídas que en otro lugar serían leves. También es necesario revisar los bordillos de las aceras de este lugar, que llevan años y años destrozadas sin que nadie le ponga remedio.
Éstas y muchas otras son esas cosas que los distintos equipos municipales van dejando para luego.
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