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Jaume Matas lo tiene muy difícil para repetir puesto en la Presidència del Govern. Los 28 diputados conseguidos por los populares le dejan muy mal parado para afrontar cualquier negociación con Unió Mallorquina, partido con el que tiene una relación más que distante. Y que Matas no pueda gobernar no es culpa suya, sino de los pésimos resultados que han obtenido los populares en Menorca y en Eivissa y Formentera. En Mallorca, Matas ha logrado mantener prácticamente los mismos votos que obtuvo Cañellas hace cuatro años. Si durante estos cuatro años el PP ha gobernado gracias a las mayorías de estas dos islas, la pérdida de los consells de Menorca y de Eivissa deja en muy mal lugar al president.

Que gobierne o no gobierne Matas lo decidirá, en última instancia, Unió Mallorquina. El partido que lidera Maria Antònia Munar ha sido la auténtica revelación de estas elecciones. A pesar de que su representación tan sólo ha pasado de dos a tres diputados, el aumento en el número de votos y en el porcentaje total convierten a UM en la vencedora moral de las elecciones.

A la hora de acordar un pacto con el PP, UM tiene un problema: las difíciles relaciones que han mantenido ambos partidos durante estos años. Además, de la misma forma que hace cuatro años se generaron expectativas de cambio en Mallorca, ahora existen en Balears y navegar en sentido contrario al viento siempre da más problemas que hacerlo con el viento a favor. La Comunitat se prepara ahora para girar a babor.

El PSOE ha conseguido mantener los resultados de 1995 con un candidato al que conocían muy pocos, al menos según las encuestas. Eso puede significar que las siglas PSOE siguen pesando lo suficiente como para que la gente las vote, más allá de quién esté al frente de ellas.