La abstención alcanzó el 13-J la cota más alta en elecciones
autonómicas de las últimas tres convocatorias, situando a Balears
en el tercer lugar entre las comunidades autónomas. Con un 42'5% de
votantes que decidieron no acudir a las urnas, las elecciones
autonómicas tuvieron en la abstención una nota destacada, lo que
pudo afectar a los partidos mayoritarios a la hora de aplicar la
Ley d'Hondt.
Por islas, Eivissa es la que registró una abstención más alta,
con un 45'9 por ciento, mientras que la vecina Formentera fue la
que registró el índice más bajo, con un 31'5 por ciento. La
rivalidad total entre las formaciones AIPF, de derecha, y la
Coalición de Organizaciones Progresistas, de izquierda, que se
llevó el escaño, animó el ambiente electoral en la menor de las
Pitiüses.
En cuanto a Mallorca, con un 42'4 por ciento, vio aumentar la
abstención en siete puntos porcentuales respecto a las elecciones
autonómicas de 1995, la subida más espectacular, ya que Eivissa
sólo subió un punto respecto a los pasados comicios.
Menorca, en cambio, fue la isla con mayor participación ya que
sólo se abstuvieron el 39'4 por ciento de los votantes, lo que
significa, aún así, un aumento de cinco puntos en relación a
1995.
En las elecciones municipales, la abstención fue también la nota
dominante en Palma, con un 52'75 por ciento, muy por encima del
43'12 por ciento de votantes que decidieron no ejercer su derecho
al voto en las municipales de 1995.
La elevada abstención estuvo a punto de costarle la mayoría
absoluta al alcalde de Palma y también perjudicó a los socialistas,
que no consiguieron mejorar los resultados de hace cuatro años.
Ambas formaciones registraron un importante descenso en los votos,
aunque la alta abstención hizo que los socialistas subieran
porcentualmente, no así el PP.
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