El candidato a la Presidencia del Govern balear, Jaume Matas,
ofreció a la presidenta de Unió Mallorquina, Maria Antònia Munar,
unas condiciones para el pacto de alianza que espera recibir del
partido que tiene los votos necesarios para prolongar su mandato,
ahora accidental, por cuatro años más.
Se trata de conseguir, del Gobierno central, una mejor
financiación autonómica, al igual que lo han logrado los partidos
nacionalistas canarios, catalanes y vascos, por su apoyo a José
María Aznar. En este caso, se trataría de apoyar al señor Matas, lo
que coloca a la señora Munar en una situación comprometida.
Es decir, rechazar la mejora financiera que ha venido reclamando
durante tanto tiempo y que, ahora, se pone a su alcance. Si apoya
al señor Matas, los baleares tendremos una mejor financiación, de
lo contrario, seguiremos luchando contra la resistencia de todos
los partidos centralistas, incluido el PSOE, por supuesto, tan
reacios a transferir competencias a las comunidades autónomas y,
por supuesto, las dotaciones económicas suficientes.
Los ejemplos de otros nacionalismos son claros: desde los
extremismos del PNV, hasta la colaboración canaria, pasando por el
pragmatismo de Jordi Pujol y CiU, ninguno ha tenido reparo alguno
en rentabilizar, para Canarias, el País Vasco o Catalunya, los
votos conseguidos en sus circunscripciones y apoyar al señor
Aznar.
Unió Mallorquina podría tomar ejemplo y jugar, en beneficio
propio y de los ciudadanos de Balears, su privilegiada posición.
Obtener, de Madrid, una mejor financiación no es traicionar al
electorado, ni mucho menos. Todo lo contrario: es mantener una
posición de fuerza ante posiciones tradicionalmente adversas a
ello. Lograr, del Gobierno central, lo que éste nunca nos
daría.
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