Michael Douglas, que cuando llegó a Mallorca hace años sólo comía hamburguesas y perros calientes, regados con cerveza, se ha integrado tanto en la Isla que ha cambiado sus hábitos gastronómicos USA por los de aquí. El comentario viene a cuento porque antenoche, en la fiesta del 4 de julio que celebró en s'Estaca, ofreció a sus casi 70 invitados un menú muy nostro, a base de tumbet, porcella rostida, trempó, pa amb oli, etc., vino Cameron, de hace tres años, riquísimo, todo ello frente al mar y bajo las estrellas y con la pared de la montaña de fondo iluminada a propósito.
Michael distribuyó a sus invitados de modo que las parejas quedaran separadas, para lo que dio ejemplo, pues a Caterine Zeta-Jones, vestida de negro hasta media pierna y con escote casi hasta la cintura, la colocó en mesa diferente a la suya aunque desde su sitio le estuvo mandando durante toda la velada tiernas miradas y algún que otro disimulado beso, que luego, tras la cena, ya no lo fueron tanto sino más bien reales y auténticos. Y es que están muy enamorados.
Entre los invitados estaban los propietarios de la finca Montcaire, de Sóller, unos ricos hacendados norteamericanos, los Sworosky, la bella Natasha Zupan, su padre, el pintor Bruno Zupan, y su esposa, Ben Jackober y Janik Vu, el abogado Pep Melià y su esposa, el productor norteamericano Norman Lear, David Stein, la ex mujer de Richard Brandson, Cristina Oliver, Pere A. Serra, presidente del Grupo Serra, Marieta Salas, el mánager del grupo Duran Duran...
Michael, que recibió de parte del alcalde Palma una escultura del Hondero Balear, se dirigió a sus invitados expresándoles lo a gusto que está en la Isla, en la que cada vez se siente más integrado.
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