Cuando vivía el Arxiduc Lluís Salvador, ya así llamado, en mallorquín porque en mallorquín se transformó y vivió, nadie podía suponer, y más en aquellos tiempos, que el aristócrata acabaría prendado de la Isla, especialmente de Valldemossa y la Costa Nord, a la que dejó un legado cultural muy importante, tanto por sus obras, de entre las que destaca Las Baleares, como por su bello ejemplo. Los rastros del Arxiduc no sólo son humanos, sino de testimonios aún vivos. Algo muy parecido puede haber sucedido con el actor norteamericano Michael Douglas gracias a su matrimonio con Diandra, su ex esposa, amante de Valldemossa y que aún comparte la propiedad de su casa, s'Estaca, que ha sido el nexo de unión de Douglas, primero con Valldemossa y, después, con la Serra Nord.
Editorial
Del Arxiduc a Douglas
09/07/99 0:00
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