U na vez que UM ha destapado sus cartas, rechazando por
venganzas personales y no por diferencias ideológicas la mayor
oferta jamás hecha a Balears, parece que, a falta de unos muy
complicados flecos en la negociación del pacto de gobierno,
Francesc Antich podría ser el nuevo presidente de Balears. Pero el
encaje de bolillos aún no se ha terminado y puede deshilacharse en
cualquier momento ante la intransigencia de UM al querer
capitalizar excesivamente sus resultados electorales.
Parece totalmente normal que el PSOE y EU, que son partidos de
ámbito estatal e interinsular, tengan una participación en el
Govern, adecuada a sus resultados, mientras que los consells
insulars sean administrados por las fuerzas de ámbito insular. En
Mallorca, por ejemplo, el PSM y UM deberían compartir las tareas y
el poder en el CIM.
Pero UM se ha entestado en arrinconar al PSM, lo que constituye
una actitud intolerable hacia un partido que tiene los mismos
derechos "si no más" que los que pueda presentar Munar. Pero UM, en
caso de rotura de las negociaciones, pretende, por anticipado,
culpar al PSM de su propia testarudez y avidez de poder. De no
cuajar las negociaciones, el PSM votaría a su candidato y podría
darse la curiosa circunstancia de que UM hubiera rechazado una
oferta generosísima del PP, tanto para el partido como para
Balears, y acabara otorgando tácitamente la Presidencia a
Matas.
Por supuesto que se daría la culpa al PSM y se le cargaría con
la intransigencia. Nos podemos preguntar a quién quiere humillar
más UM, si al PP o al PSM. A todo esto, Antich ha mantenido una
actitud seria, generosa y respetuosa, lo que no sería mal comienzo
si, finalmente, acabara siendo presidente. Curiosamente, él, el
PSOE y EU están siendo los más serios y consecuentes.
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