El convenio de hostelería, el más importante que se negocia en
Balears con unos 70.000 trabajadores afectados, se firmó ayer tras
intensas negociaciones que se han prologando durante meses y una
amenaza de huelga de doce días de duración que a punto estuvo de
llevarse a cabo. Tal y como estaba previsto CC OO no respaldó el
convenio que salió adelante con el apoyo de UGT, que tiene mayoría
suficiente para firmarlo en solitario.
Tanto UGT como la patronal expusieron las bonanzas del que es el
décimo convenio de hostelería de las Islas de la etapa democrática,
señalando que supone tres años de paz social en el sector. Una paz
que el secretario general de la Federación de Hostelería de CC OO,
Rafael Borrás, dijo no se puede hablar de ella. En este sentido, CC
OO ha anunciado ya que en los próximos días «iniciaremos las
acciones legales pertinentes con el objetivo de que los aspectos
discriminatorios y en algunos casos, en nuestra opinión, ilegales,
sean impugnados». Entre ellos estaría la ampliación de las
funciones de la camarera de piso. Asimismo, no descartan
movilizaciones «de cara a defender a los trabajadores».
Rafael Borrás, quien había anunciado que dimitiría después de
que la asamblea de delegados celebrada en Mallorca rechazara el
principio de acuerdo alcanzado con la patronal, dijo ayer que «con
toda probabilidad» no dimitirá «porque entiendo que tengo que
encabezar la oposición a este convenio».
Borrás indicó que no sólo el convenio es insuficiente sino que
«han habido modificaciones de ultima hora respecto al principio de
acuerdo» que confirman que ha habido contraprestaciones de UGT a la
aceptación por parte de la patronal de la subida de nivel salarial
de la camarera de piso. El portavoz de CC OO dijo que los
trabajadores de hostelería pierden derechos con el nuevo
convenio.
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