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Acabamos de conocer una noticia cuando menos sorprendente. Que AENA, empresa pública que gestiona el aeropuerto de Son Sant Joan, frustró en su día el aterrizaje en Mallorca de un segundo operador energético. La operación frustrada tuvo lugar hace dos años y medio, cuando la empresa Iberdrola propuso instalarse en la Isla suministrando energía eléctrica a través de un cable submarino desde Valencia. De haber prosperado la propuesta, Mallorca contaría hoy con dos grandes empresas energéticas haciéndose la competencia, lo que "a buen seguro" reportaría beneficios a los consumidores.

Sin embargo, no pudo ser. Y fue el ente público AENA quien se opuso a la llegada de esta segunda empresa eléctrica por desacuerdos con su planteamiento en el suministro de energía al aeropuerto.

Lo curioso del caso es que ahora, cuando se ha desvelado la noticia, nadie sabe qué ocurrió, ni cómo ni por qué.
De hecho, en GESA, que actualmente ostenta el monopolio energético en la Isla, no saben nada, aunque sí han constatado que, de haberse producido la implantación de Iberdrola en Mallorca, los grandes beneficiados habrían sido lo que se conoce como «clientes preferenciales», es decir, grandes empresas y establecimientos que consumen energía en cantidades importantes.

Ahora ya no lo sabremos, pero seguro que los hoteleros y otros empresarios se preguntarán por qué no se permitió la ruptura del monopolio de GESA en Mallorca, por qué AENA tuvo la prerrogativa de frustrar una operación como ésa y por qué las autoridades políticas de aquel momento no dijeron nada.

Quizá ya no sea tiempo de lamentarse, pero siempre es hora de dar explicaciones.