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Claudia llegó y se fue a cenar con Tchokotoua y Valentino
Claudia Schiffer asistió anteanoche a la cena que dieron el príncipe Tchokotoua y su esposa, Marieta Salas, en el restaurante del Club de Mar, y a la que asistió el modisto Valentino. Fue una cena para unas treinta personas, por tanto cena restringida y, dentro de lo que cabe, discreta. Y si Claudia no se llevó todos los chispazos de la noche fue porque entre el «Chico Martini», en Tito's, La Viuda en Son Vida y la cena de Freixenet en el Bahía, los fotógrafos estaban más que ocupados, que si no...

Recién llegada a Palma, Claudia, vestida con blusa negra, sin mangas, escotada, y falda igualmente negra, y chal y bolso rojo, acompañada por su madre, doña Gudrum, acepta la invitación de un buen amigo suyo, Tchokotoua "con quien ya cenó el año pasado en Pula, ¿recuerdan?", promotor del golf de Camp de Mar, donde vive la modelo, que "dicen" tiene firmado un contrato por el que permite que se utilice su nombre para la promoción del mismo.

Por lo visto, Valentino la invitó a navegar a bordo del «Blue One», su barco y... ¡Pues qué bonito sería eso, no! Valentino, ahora en manos de la Fiat, pues vendió su marca a Agneli, anfitrión de Claudia, ex Chanel, descubierta para esta firma por el fotógrafo, arquitecto, pero sobre todo genio Karl Lagerzeld, quien también, posteriormente, la defenestró. Sí, sería una reunión a bordo fantástica. Y es que en Mallorca, desde que Felipe González navegara a bordo del «Azor», todo es posible. Aunque me temo que eso ayer no pudo ser, pues estuvo en todo momento vigilada por una decena de fotógrafos.