Una delegación de Tomsk, en Mallorca

Este grupo se ha trasladado a la Isla para observar el grado de curación de los 74 niños, de entre cuatro y catorce años, que llegaron desde Siberia a Mallorca el pasado 15 de julio para recuperarse de diversas dolencias. Estos niños, que sufren en su mayoría asma y carencia vitamínica, presentan un déficit en su sistema inmunológico debido a «las duras condiciones de esta región: bajas temperaturas, mucha humedad "es una zona pantanosa", el alto grado de industrialización y la grave crisis económica que se está dando en toda Rusia», comenta la doctora Ogoródova. Añade que otra de las condiciones que debilita a los más pequeños es la existencia de una central nuclear. «Nosotros tenemos nuestro propio Chernobil. Se trata de una estación atómica que sufre continuas averías y que causa una grave contaminación atmosférica».

La recuperación de estos niños en su país es también muy difícil por falta de medios médicos. Según el profesor Novítskiy, «en la Universidad de Tomsk tenemos un nivel científico muy alto, pero carecemos de los materiales necesarios para llevar a cabo las operaciones más simples». Ludmila Balánkaya explica que los niños de Tomsk han encontrado en Mallorca, «además de un clima propicio para su curación, un ambiente de cordialidad en las familias que los han acogido», muy necesario teniendo en cuenta que la mayoría son huérfanos. Tampoco duda en afirmar que lo que más les ha asombrado es el trato que reciben los niños por parte de los mallorquines. «Los pequeños no se sienten extraños, a pesar de las barreras del idioma». Destacan el caso de uno de los niños, Ivan Baygúlov, enfermo de hemofilia que se trasladó a la isla para ser operado con urgencia de las articulaciones. «Tan sólo hace dos días que lo han operado e Ivan ya está muy recuperado».