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J. RUBIO La Associació d'Amics dels Molins de Mallorca pondrá mañana la primera piedra del molino mallorquín que se va a construir en el museo de Mühlenpark, en la ciudad alemana de Gifhorn. Este molino acompañará a otros quince, todos de tamaño natural y procedentes de todo el mundo, que se pueden visitar en las 42 hectáreas de finca que ocupa este museo. El molino sólo contará con careta, torre y aspas, ya que no se construirá la maquinaria interna.

Bernat Rabassa, presidente de la asociación, explica cómo surgió la idea: «En nuestra anterior visita al museo, le planteé a Horst Wrobel, su director, que se podría construir un molino mallorquín. Al principio no le dio importancia pero, tras visitar Mallorca y conocer los molinos, nos propuso llevarlo a cabo».

Las previsiones más optimistas esperan que el molino esté acabado para el año 2000 y Bernat comenta que «no podemos establecer el coste de la obra, ya que todos los gastos corren a cargo del museo alemán».

Además, con motivo de la colocación de la primera piedra del molino, habrá una fiesta en la que la delegación mallorquina, compuesta por varios miembros de la asociación, hará entrega de varios regalos al director del museo y al burgomaestre de Gifhorn, que ha colaborado también en el proyecto. Como detalle simbólico se enterrará una urna que contendrá ejemplares de los periódicos mallorquines y alemanes del día de hoy junto con muestras de todas las monedas que hay ahora mismo en circulación en España, para que «dentro de muchos años, si desentierran la urna, sepan que estuvimos aquí y puedan conocernos un poquito», explica Bernat.