El presidente del grupo Sol Meliá, Gabriel Escarrer, califica el
proyecto del Govern de implantar una tasa turística en Balears, «de
una auténtica aberración, ya que esta comunidad no puede nadar
contracorriente en este tipo de cuetiones».
Escarrer afirma que en el resto de comunidades autónomas no hay
un impuesto de estas características, «por qué tenemos que ser aquí
más papistas que el Papa. Al turismo hay que darles facilidades y
no ponerles pegas. Si se quieren captar más ingresos, que se busque
alternativas pero no gravando más al turismo. No se debe afectar al
producto turístico balear».
La decisión del sector turístico y empresarial menorquín de
aceptar la tasa fue analizada ayer de forma contundente por todas
las patronales turísticas. Para el presidente de la patronal
hotelera mallorquina, Pedro Cañellas, «si ellos lo han pedido será
por algo, quizás para mantener la declaración de reserva de la
biosfera. Pensamos que los impuestos que se pagan son suficientes y
lo único que exigimos es que la Administración sea un buen gestor
de los presupuestos. Nos preocupa la voracidad recaudatoria del
Govern. No se puede extrapolar a Mallorca la actitud del
empresariado menorquín».
El secretario de la patronal de los touroperadores IFTO, Alan
Flook, manifestaba ayer desde Londres su total desacuerdo, al igual
que la patronal de agencias de viajes británicas ABTA: «Un aumento
de un uno por ciento en los precios representará una caída del 3
por ciento en el número de ventas». ABTA remitirá al Govern una
carta de protesta y tratará a través de la OET de Londres de
paralizar este proyecto.
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