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El bochorno y el calor de ayer no coincidieron en demasía con el dicho popular de que Sant Bernat l'apaga. A pesar de ello decenas de romeros y mucho público acudieron a la tradicional romería de Sant Bernat. Los primeros la iniciaron desde la Plaça de Cort precedidos de la banda juvenil Verd y Groc.

Esta tradición se ha venido manteniendo desde el siglo XIV, y desde hace unos años el Ajuntament, a petición de entidades de la zona y del propio monasterio, decidió darle un nuevo impulso.

Diversos actos se desarrollaron en torno a la popular fiesta, inaugurándose varias exposiciones artísticas.
Coincidiendo con la hora de salida de los romeros, en el monasterio de Santa Maria de la Real se celebró el oficio de rezo de vísperas. Posteriormente se bendijo la aromática alfabeguera, hierba muy relacionada con la fiesta del santo abad de Claraval. Los fieles fueron agasajados con ella y luego pasaron a venerar la imagen del «monje blanco».

Los participantes en la marcha, entre los que se encontraban los concejales representantes del Ajuntament Gaspar Oliver y Jordi Llabrés, fueron recibidos por la comunidad de Misioneros de los Sagrados Corazones, encabezados por el padre superior y párroco de la Real, Toni Vallespir, y los sacerdotes Joan March y Llorenç Caldentey. Allí se les ofreció aigua de Sant Bernat, que lleva es mal de cap. Los más pequeños disfrutaron con los puestos de golosinas instalados cerca del recinto y con el baile de Gegants de la Sala.