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Viven como reyes, pero a cambio trabajan lo suyo. Son los caballos de la Sección Montada de Policía Local de Palma, que todos los días hacen su ruta por el bosque de Bellver, durante el verano vigilan la playa de Palma tres o cuatro veces por semana y, en ocasiones, participan en diferentes actos como las procesiones de Semana Santa o como el pasado año que actuaron en la Feria de Abril de Palma y de Inca. «Cuando el Ajuntament quiere darle un especial realce a un acto, nosotros abrimos paso», asegura el oficial García.

Detrás de todo este trabajo, hay muchas horas de entrenamiento: «Los tres años es la edad ideal para empezar a trabajar con los caballos. La primera fase del entrenamiento consiste en lograr que el caballo se comporte bien con el jinete que lo va a montar. Luego, pasean por la zona de Bellver para que empiecen a adaptarse y a conocer los ruidos de los coches y las señales. Por último, pasean por la ciudad porque se tienen que sentir seguros entre la multitud», añade.

Cada día una o dos patrullas, dependiendo de las posibilidades del servicio, salen por el bosque de Bellver, mientras que el resto de los caballos hacen sesiones de picadero, que consisten en ir al paso, al trote y al galope, por este orden, en el espacio de detrás de las cuadras. También los caballos tienen que recibir entrenamientos para los carruseles: «En realidad el espectáculo dura quince minutos, pero a nosotros y a los caballos nos supone una media de diez horas de ensayo», asegura el oficial García.

Los trece caballos de la Policía Local, siete de pura raza española, tres de pura raza mallorquina, dos hispano-árabes y un poni, que es la mascota, reciben diariamente unos magníficos cuidados. Tres veces al día se limpian sus cuadras y se les da de comer. Cada caballo tiene una dieta equilibrada que recomienda el veterinario. Los alimentos son muy variados: alfalfa, granos de maíz, cebada, etc. Incluso hay caballos con leves lesiones que reciben cuidados especiales, como sesiones de hidroterapia.