TW
0

La profesora de la Universidad de Massachusetts Anne Ferguson realiza un análisis de los movimientos feministas español y nicaragüense, en los que afirma encontrar más semejanzas que elementos de comparación. Invitada por el Lobby de Dones, Anne Ferguson pronunció ayer la conferencia titulada «La democracia en el poder y el feminismo en Nicaragua» en el Centre Cultural de Sa Nostra.

Anne Ferguson explicó, en rueda de prensa, que su objetivo es observar como se relacionan el poder, la democracia y el feminismo, es decir, «pretendo conocer como son los procesos que necesitan las mujeres, como grupo o individuo, para acceder a los ámbitos de poder, las posibilidades de entrar en política y, también, en el ámbito de la familia, saber si las relaciones entre hombres y mujeres son democráticas», apuntó Ferguson.

Preguntada sobre si los movimientos feministas latinoamericanos son más radicales y los europeos más conservadores, la profesora de Filosofía matizó que depende del contexto europeo del que se discuta. Pero, en relación a España, dijo que «en los años 70 y 80 era tan radical como el movimiento en Nicaragua lo es ahora, ya que el movimiento feminista aquí está en una segunda etapa que correspondería a un feminismo institucionalizado. En España, se han creado institutos de la mujer, se han puesto en marcha planes de igualdad de oportunidades. El movimiento feminista en Nicaragua y Centroamérica ha empezado en los 90 y es un movimiento más social, más informal y, por lo tanto, menos institucional».

Para Ferguson, esta diferencia no tiene que ver con los niveles de avance que han logrado las mujeres, «porque tanto en España como en Nicaragua hay discriminación sexual en los centros de trabajo, las cargas domésticas siguen siendo superiores para la mujer y las mujeres sufren malos tratos de sus compañeros. El problema en España es que el feminismo se ha institucionalizado y no hay presión desde fuera. Sólo cuando se exigió el derecho al aborto desde fuera de las instituciones tuvo un poco más de éxito».