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Por primera vez en la historia de la aerostática un piloto mallorquín ha participado en la mayor concentración anual de globos. «Alburquerque 99» se celebró en pleno desierto de Nuevo México y reunió a más de 900 globos de todas las formas, colores y lugares del mundo. El mallorquín Jordi Aracil, junto a los pilotos José María Lladó y Joan Comellas, sobrevolaron con el globo español «Ultramagic» montañas, lagos, desiertos y poblados indios. Una aventura que ha pasado a la historia de los récords Guiness por ser el evento más fotografiado de los EE UU.

Durante una semana «globeros» de más de 100 naciones, como Japón, Nueva Zelanda, Bélgica, Brasil, España, Canadá, etc., llenaron de colores el cielo con sus globos. Algunos de estos hermosos aerostáticos destacaron por sus formas y tamaño, como el dinosaurio, la cabeza de un payaso, una salchicha, otro de rana, de vaca, un pulpo, incluso uno muy elaborado y sorprendente que escenfició el Arca de Noé.

Entre las numerosas anécdotas Jordi Aracil destaca la que les ocurrió a algunos globos que cayeron en poblados indios: «Estábamos avisados de que no podíamos aterrizar en zona india, ya que existían tribus un tanto peligrosas y corríamos el riesgo de ir al puchero de los indígenas. Pero los globos que lo hicieron, cinco o seis, afortunadamente cayeron en territorio de los indios buenos y no pasó nada».

Entre los participantes en esta peculiar regata, la más grande del mundo, había un dirigible y cuatro globos de gas helio, todo un acontecimiento que fue seguido por más de un millar de personas que, cargados de comida y tiendas de campaña, acudieron para contemplar el espectáculo: «Se montó como una especie de ciudad y en un diámetro de 40 kilómetros sólo había globos, turistas y miles de souvenirs relacionados con el mundo de la aerostática».